miércoles, 17 de noviembre de 2021

«No seamos holgazanes»... Un pequeño pensamiento para hoy


Para empezar la reflexión de hoy, que, como todos estos días, es en torno al evangelio de san Lucas (Lc 19,11-28) y que presiento que será muy breve porque hoy voy más de prisa que de costumbre... me viene pensar, luego de leer el texto —que espero también ustedes lo lean— en la gran cantidad de dones que el señor nos ha dado. En la parábola de san Lucas son monedas, en san Mateo son talentos (Mt 25,14-30). En nuestro caso son eso, dones o cualidades que hemos recibido al ser llamados por Dios a estar de su lado. Los dones y cualidades que cada uno de nosotros hemos recibido —vida, salud, inteligencia, dotes para el arte o el mando o el deporte: todos tenemos algún don— los hemos de trabajar, porque somos administradores de ellos y no sus dueños.

Es de esperar que el Señor, al final, no nos tenga que tachar de «empleado holgazán» que ha ido a lo fácil, «ha guardado la moneda en un pañuelo» y no ha hecho rendir lo que se le había encomendado. La vida es una aventura y un riesgo, y el Señor, el Justo Juez premiará sobre todo la buena voluntad, no tanto si hemos conseguido diez o sólo cinco. Lo que no podemos hacer es aducir argumentos para tapar nuestra pereza —el siervo holgazán poco menos que echa la culpa al mismo Señor de su inoperancia—.

Así, a la luz de esto les dejo unas preguntas para meditar: ¿Qué estamos haciendo de la fe, del Bautismo, de la Palabra, de la Eucaristía? ¿Qué fruto estamos sacando, en honor de Dios y bien de nuestros hermanos, de esa moneda de oro que es nuestra vida, la humana y la cristiana? Ojalá al final todos oigamos las palabras de un Juez sonriente que nos diga: «Muy bien. Eres un buen empleado...» Que Dios nos conceda, por intercesión de la santísima Virgen María, la gracia de vivir nuestra fidelidad a Cristo, trabajando constantemente para que su Reino esté en nosotros y, por medio de su Iglesia, fructifiquemos los dones y cualidades y lo hagamos llegar a todos los hombres de todos los tiempos y lugares. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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