Jesús aprovecha la oportunidad para mostrar su nuevo concepto de familia: «mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica». No niega el concepto de familia, pero sí lo amplía, dando prioridad a los lazos de fe por encima de la sangre. La nueva familia de Jesús no va a tener como criterio básico la pertenencia a la misma raza o familia de sangre, sino la fe y eso construirá la comunidad.
Así, nosotros también pertenecemos a la familia de Jesús: escuchamos la Palabra y hacemos lo posible por ponerla en práctica. Muchos, además, buscamos estar más disponibles en favor de esa otra gran comunidad de fe que se congrega en torno a Cristo. Pero todos, sacerdotes, religiosos o casados, debemos servir a esta «super-familia» acompañados de María, su Madre. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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