lunes, 4 de septiembre de 2023

«Dos años de párroco»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy cumplo dos años de párroco en «Nuestra Señora del Rosario en San Nicolás». Muchos años antes ya lo había sido. De hecho fui el primer párroco de esa comunidad a la que tanto quiero y en cuyo templo celebré la Eucaristía por vez primera, pues allí fue mi «Cantamisa», es decir, la primera Misa que preside el recién ordenado sacerdote. Pro supuesto, en la celebración eucarística del día de hoy daré gracias y por supuesto pediré también perdón por las cosas en las que tengo que corregirme para ser el sacerdote que esta encomienda exige y que yo, por mi miseria, no alcanzo a dar el ancho, como vulgarmente se dice. ¡Recen por favor por mí, que mucho lo necesito!

El Evangelio de la Misa de hoy (Lc 4,16-30) con el que pasamos de la lectura continua de los evangelios de Marcos y de Mateo a san Lucas, me viene muy bien y me interpela en mi condición de párroco, cargo al que desde siempre le he huido y no siempre he logrado esquivar. Con ese tercer evangelista pasamos a otro mundo, que no es ya el de los judíos. San Lucas nació en Antioquía de Siria y pertenecía a la sociedad pagana cultivada, ejerciendo la medicina como profesión. Siendo adulto, convertido quizá por san Pablo, pasó muy pronto a ser compañero de apostolado de san Pablo. El construye su evangelio, evidentemente, con elementos comunes a Marcos y a Mateo. Pero él mismo indica cómo llevó su propia encuesta personal con los testigos oculares que vivían aún. (Lucas 1, 2). Hay pues pasajes de los que él es el único relator. Su evangelio es el evangelio de la alegría, de la misericordia, de la vida interior y de la oración... es un evangelio eminentemente social, que quiere promover una sociedad más justa y más dichosa... todos los oprimidos de la sociedad antigua son valorizados: el niño, la mujer, los pobres...

De esta manera, me viene bien el día de hoy contemplar a Jesús desde la mirada de san Lucas, que hoy nos presenta, en este trozo evangélico, la tarea de Jesús, a la que la de un párroco es totalmente equiparable. Todo el tono del evangelio según san Lucas está anunciado aquí. Una lluvia de beneficios para todos los desdichados, la liberación de todos los que sufren. Ante esto me hago una pregunta y se las dejo de tarea también a ustedes: ¿Es así como concibo yo habitualmente a Jesús? ¿Es así como concibo mi propia vocación de servicio? Dos años de párroco y aún hay todavía mucho por hacer. Que María santísima me ayude y aliente a servir a su Hijo y contemplar su rostro en las caras de todos mis parroquianos. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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