domingo, 10 de septiembre de 2023

«El amor al estilo de Cristo»... UN pequeño pensamiento para hoy


El pedacito de la Carta a los Romanos (Rm 13,8-10) y el trozo del evangelio de San Mateo (Mt 18,15-20) que la Misa de hoy nos ofrecen, van en la misma dirección, quieren destacarnos la importancia del mandamiento del amor. El amor al estilo de Cristo va mas allá que todo lo que el mundo pueda hacer para definir el amor. El amor de Cristo busca siempre el bien en la renuncia de sí mismo; no solo se contentar con tener una relación correcta con Dios y con los demás, sino que ama a Dios y lleva ese mismo amor a sus semejantes. El que ama, desde el punto de vista cristiano, no se limita a no hacer daño a los otros, sino que procura activamente el bien y la felicidad de aquellos a los que ama. Cristo mismo nos enseña cómo vivir este amor, amándonos hasta el extremo, dio la vida por cada uno de nosotros.

Hay, hoy, por tanto, que examinarse y analizar de qué forma amamos, porque de allí vendrá, como nos lo dice Jesús en el Evangelio, el camino que elijamos para mantener vivo ese amor aún en las circunstancias más dolorosas, como son los momentos en que vemos fallar al otro y alejarse de esos planes de vivir en el amor. «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano». Así es el amor, con tal de que el otro esté bien, es capaz de arriesgarse hasta llegar a las últimas consecuencias, incluso a ser rechazado y a tener que alejarse sin dejar de orar por aquel que no ha querido experimentar el amor.

Por otra parte, vemos en labios de Jesús que cuando dos o tres se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se los dará el Padre del cielo. Por esto, hacemos mas fuerza ante Dios cuando las cosas las pedimos en común, cuando nos juntamos para pedir por algo o por alguien. Y esta fuerza aumenta cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía de todos los domingos. Por eso hoy le pedimos al Señor, por mediación de su Madre santísima, la Madre del Amor Hermoso, que siga dándonos fuerzas, para comprender su menaje, que, aunque nos parezca difícil de cumplir, no lo dejemos de lado. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

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