Hay, hoy, por tanto, que examinarse y analizar de qué forma amamos, porque de allí vendrá, como nos lo dice Jesús en el Evangelio, el camino que elijamos para mantener vivo ese amor aún en las circunstancias más dolorosas, como son los momentos en que vemos fallar al otro y alejarse de esos planes de vivir en el amor. «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano». Así es el amor, con tal de que el otro esté bien, es capaz de arriesgarse hasta llegar a las últimas consecuencias, incluso a ser rechazado y a tener que alejarse sin dejar de orar por aquel que no ha querido experimentar el amor.
Por otra parte, vemos en labios de Jesús que cuando dos o tres se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se los dará el Padre del cielo. Por esto, hacemos mas fuerza ante Dios cuando las cosas las pedimos en común, cuando nos juntamos para pedir por algo o por alguien. Y esta fuerza aumenta cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía de todos los domingos. Por eso hoy le pedimos al Señor, por mediación de su Madre santísima, la Madre del Amor Hermoso, que siga dándonos fuerzas, para comprender su menaje, que, aunque nos parezca difícil de cumplir, no lo dejemos de lado. ¡Bendecido domingo!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario