El miedo y la preocupación pueden consumirnos si no nos ponemos alerta y nos separamos de la confianza en el Señor, y es importante que los católicos, que somos una gran familia, nos sintamos respaldados por las oraciones de toda la Iglesia universal, que constituye, para nosotros, cualesquiera que sea nuestra vocación específica, una comunidad que nos sostiene y nos ayuda a ver con claridad que algunos miedos que nos pueden amenazar, afrontados desde la fe y la confianza en Dios, nos guían hacia la sabiduría.
Ante la situación tan difícil de la sociedad actual, marcada por variadas y horrendas ideologías que surgen una tras otra y que se añaden a los graves problemas políticos y económicos que son innumerables, el futuro se presenta como lo que es, algo desconocido, y es difícil no saber qué sigue para nosotros y nuestros seres queridos. «¿Cuándo y cómo moriremos todos? ¿Nuestros hijos seguirán siendo católicos? ¿Sobrevivirán nuestros matrimonios o los de nuestros hijos a los años tumultuosos?»... estas son algunas de las preguntas que pueden acrecentar el miedo. Sin miedo debemos vivir como María, a la sorpresa de Dios seguros de que Él es la defensa de nuestra vida. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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