Digo esto precisamente por el relato evangélico de la liturgia de la palabra de este viernes, que nos presenta el conocido relato de la multiplicación de los panes (Jn 6,1-15) que abre el bellísimo capítulo 6 de san Juan que estaremos leyendo estos días en la Misa diaria. Jesús hace este milagro tomando lo poco que un muchachito tiene –cinco panes de cebada y dos pescados— Jesús , bendice aquello y el milagro se hace. Lo importante es «dar lo que se tiene», compartir. Y hay unas cosas que los discípulos¬–misioneros de Cristo siempre debemos tener: esperanzas, ilusiones, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, experiencia, lecciones duras que nos ha dado la vida... Éste es el aporte de nosotros al milagro que esperamos.
Para mucha de la gente sin fe, que pulula en nuestros tiempos y que van por el mundo sin confianza en Jesús, sin entrañas de misericordia, esta escena es irreal. Los milagros se entienden desde la fe, el amor, la solidaridad. Que haya en nosotros entrañas de amor, compasión, caridad, como las hubo en todas las acciones de Jesús, sobre todo repartiendo el pan, su Pan de Vida. Que María santísima interceda por nosotros y nos ayude a descubrir tantos milagros. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
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