La justicia es una de las cuatro virtudes cardinales —Fortaleza, justicia, prudencia y templanza—. Es por antonomasia una virtud social, un hábito moral que propone dar a cada uno lo que le corresponde o le pertenece, en función del derecho, la razón y la equidad. Es el esfuerzo para armonizar a las distintas personas, que viven dentro de una comunidad familiar, local o nacional y así, darle a cada uno lo que le corresponde. Dios, como dice el salmista hoy «ama la justicia y el derecho».
La justicia es opuesta a la venganza, cuestión que hay que trabajar mucho en nuestros días, pues todos escuchamos o vemos a diario en las noticias, la sed de venganza que reina en muchos. Ya sabemos que no todas las leyes humanas son justas, pero el incumplimiento de las leyes justas, tiene que conllevar un castigo proporcional, realmente educativo y modificador de conductas y conducente a persuadir a las personas o entidades, para que no vuelvan a repetirlo. Volteemos la mirada al Dios que es justo y pidamos la intercesión de María para ser justos. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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