Desde aquí comparto con ustedes esta reflexión yendo al tema de la humildad que aparece en la primera lectura de la misa de este día (1 Pe 5,5-14) de la fiesta del evangelista san Marcos. Y voy a esta lectura de este querido apóstol porque en ella san Pedro se refiere a san Marcos como su hijo... sí, un maravilloso hijo en la fe que supo heredar, entre otras cosas, la humildad el Apóstol que recibió las lleves del Reino. San Pedro fue un hombre muy humilde, lo podemos constatar en varios pasajes del Evangelio y se ve, que, con sencillez, transmitió esa virtud a san Marcos, de quien se dice que puso por escrito lo que san Pedro le contó del Señor.
Humildad no es guardar un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la «nueva evangelización», sino ir con sencillez al mandato del Señor, que hoy aparece en el Evangelio: «Vayan al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos con sencillez y desde nuestra pequeñez, como Pedro, como Marcos, como María y tantos más. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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