miércoles, 26 de abril de 2023

«La voluntad de Dios»... Un pequeño pensamiento para hoy


«La voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día». Estas son palabras del Evangelio del día de hoy (Jn 6,35-40) con las que Jesús, «pan de vida» nos enseña, entre otras cosas, que el cumplimiento de la voluntad de Dios es el único camino de la santidad y del gozo total. Y es que la voluntad del Padre está muy clara: es que todos nos salvemos por Cristo.

Si nos alimentamos en la mesa de Cristo, pan de vida. Si nos habituamos a ir a la «mesa de la palabra» y a la «mesa de la eucaristía», —especialmente los domingos y fiestas de guardar, como manda el mandamiento—, no tendremos hambre o sed del mundo y sus intereses; la tendremos sólo de Él, y viviremos tan íntimamente unidos a Él que siempre haremos «la voluntad del Padre y la de Cristo». Pero si nos alimentamos de las cosas del mundo únicamente, no tendremos apetito de vida en el Espíritu. El Hijo del Padre vino a nosotros, para ser Luz, Pan, Camino, Verdad y Vida, y nos quiere unidos a Él como sarmientos a la Vid, y que el mundo nos vea así.

Pero, ¿cómo conocer la Voluntad de Dios? Lo primero es estar lo más unido posible a Él. ¿Cómo? Buscando también unos momentos cada día para tratarle, para pensar en Él, para pedirle cosas, para darle gracias. Así actuaba Jesús. Siempre encontraba la forma de retirarse un poco de la muchedumbre para rezar. Rezar: éste es el gran secreto para unirse a Dios. La oración es fundamental en el camino hacia la santidad. Oración mental, que son estos minutos dedicados a hablar contigo; oración vocal, que es hacer oraciones ya hechas, entre la que destaca, por supuesto, el Rosario y el hablar con Dios; oración habitual, que es hacerlo todo en presencia de Dios, convertirlo todo en oración: el estudio, el trabajo, el descanso, el deporte, la diversión, etc... Dirijamos cada día nuestra mirada a María, viendo que ella siempre buscó, como su Hijo Jesús, hacer la voluntad del Padre. Que ella interceda por nosotros. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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