UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY LUNES 14 DE MARZO DE 2022:
La cuaresma es, entonces, un tiempo muy propicio para practicar la misericordia, que podemos traducirla perfectamente en compartir las penas de los demás, en ser indulgentes, en dejarnos conmover por las necesidades de los que se cruzan en nuestro camino, en excusar los errores de los demás, en participar de las tribulaciones de los que sufren, en olvidar las injurias, en ser sensibles a las situaciones que viven nuestros prójimos, en no guardar rencor a nadie, es decir... en tener un buen corazón.
Cada uno sabemos qué tan cerca o qué tan lejos estamos de alcanzar este ser misericordiosos. Reconocer nuestra debilidad es el mejor punto de partida para la conversión pascual, para nuestra vuelta a los caminos de Dios. Pero algo es muy cierto, el que se cree santo, no se convierte. El que se tiene por rico, no pide. El que lo sabe todo, no pregunta. Habrá que preguntarnos: ¿Nos reconocemos pecadores? ¿somos capaces de pedir perdón desde lo profundo de nuestro ser? ¿preparamos ya con sinceridad nuestra confesión pascual? Cada uno sabrá cuál es su situación actual desde la Pascua del año pasado. Ahí es donde la palabra nos quiere enfrentar con nuestra propia historia y nos invita a volvernos a Dios para ser misericordiosos como él es misericordioso. Es tiempo de mejorar en algo concreto nuestra vida en esta cuaresma. Aunque sea un detalle pequeño, pero que se note. Seguros de que Dios, misericordioso, nos acogerá como un padre. Con ayuda de María lo lograremos. ¡Bendecido lunes!
Padre Alfredo.
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