martes, 1 de marzo de 2022

«El ciento por uno»... Un pequeño pensamiento para hoy


Todos sabemos, como hombres y mujeres de fe, que no hay manera de vivir el Evangelio sin morir a sí mismos. Eso nos lo recuerda el evangelio de hoy (Mc 10,28-31) a un día de iniciar el camino cuaresmal. En el pasaje, Pedro, que sí que ha seguido al Señor y se ha esforzado por serle fiel, luego de haber visto lo que pasó al joven rico le recuerda a su Maestro: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido»... ¿qué recibiremos en cambio? Y es que los discípulos han renunciado a las riquezas de este mundo para estar en total disponibilidad para asumir los valores del Reino planteado por Jesús. El Señor les asegura que recibirán el ciento por uno a cambio de todo lo que hayan dejado.

Jesús exige romper con las estructuras que generan apegos para vivir los principios de una nueva vida que lleva a sus seguidores a que descubran que donde se deja uno —posesiones—, se recibe ciento por uno y se construye una nueva familia, amplia y extensa que no está unida por los vínculos de la sangre y de la carne, sino por la comunión con el proyecto del Reino, donde se deben compartir los bienes de la tierra en solidaridad y comunión fraterna. De esta forma, la ruptura —dejar el modo viejo de vivir: el egoísmo y la acumulación— se vuelve para Jesús en un principio nuevo de vida porque, paradójicamente, la donación total se convierte en espacio de abundancia de bienes y familia.

Los miembros de la comunidad cristiana o discípulos–misioneros de Cristo, recibirán en la tierra mucho más de lo que dejaron: un nuevo hogar y una nueva familia entre cuyos miembros no habrá desigualdad ni dominio. Esta sobreabundancia a la que solamente se llega por medio del compartir lo que se tiene y lo que se es no librará al discípulo–misionero de las persecuciones, de la hostilidad por parte de la sociedad, que no acepta este nuevo modo de ser y de vivir en el que el valor supremo no es el dinero sino el amor solidario; los seguidores de Jesús, además, heredarán la vida definitiva. ¿Nos creemos esto? Pidamos a María Santísima que nos ayude a desprendernos de nuestros apegos para seguir fielmente a Jesús. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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