domingo, 26 de septiembre de 2021

«Tres puntos importantes que Cristo comparte»... Un pequeño pensamiento para hoy


El Evangelio de hoy (Mc 9,38-43.45.47-48) contiene tres temas bastante poco unidos entre sí. Da la impresión de una libre conversación de Jesús con los suyos Comparto mi reflexión tres partes cuya reflexión presento en cada uno de los tres párrafos acostumbrados. La primera parte está centrada en una situación en la que uno, que no es del grupo de los doce, expulsaba demonios en nombre de Jesús. Eso hace que los discípulos se enojen y por medio de Juan se lo hagan ver a Jesús. Él los reprende porque vislumbra un cierto egoísmo en el grupo y esto no es sano. Habrá cada vez más y más gente que actuará en nombre de Jesús, la Iglesia no podía haberse quedado reducida al grupito de los más íntimos de Jesús.  El Señor les hace ver que todo aquel que no se presente expresamente como enemigo debe ser tenido por simpatizante, porque para demostrar simpatía no son necesarias solemnes adhesiones doctrinales, bastan los pequeños gestos de la vida ordinaria. Hoy somos muchos los que actuamos en nombre de Jesús. 

La segunda parte es corta, habla de la recompensa que el Señor dará a quien asista o cobije al prójimo. Jesús nos asegura que no quedará sin recompensa nada de lo que hagamos en bien de los demás, ni que sea sencillamente darles un vaso de agua; resuena ya lo que dirá al final: "me disteis de beber" (cf. Mt 25,35-46). En medio de la pandemia que vivimos en toda la humanidad hay mucho que hacer al respecto. Toda ayuda y todo servicio prestado por amor a Cristo, bien que sea al más humilde y pequeño de los hermanos, va a tener galardón cual si lo prestáramos a Cristo mismo.

La tercera parte tiene una palabras duras en contra del que escandaliza a los niños, o sea, a los débiles, a los pequeños, a los descartados; ¡cuántos modos hay de escandalizar hoy, con nuestro mal ejemplo en la vida familiar o social, o por los medios de comunicación -ahora por Internet-!; Esta es una de las veces que Jesús se pone más serio: "más le valdría que le encajasen una rueda de molino en el cuello y le echasen al mar". También en esta tercera parte es sorprendente la radicalidad que pide en su seguimiento: "cortarnos la mano, o el pie, o el ojo" si nos estorban en nuestro camino al Reino. Con esto nos quiere enseñar que se ha de renunciar a algo para conseguir lo principal. Acojamos la Palabra de Dios y reflexionemos en estas tres cosas en un ratito de silencio. Pidamos a la Santísima Virgen que nos ayude. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

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