miércoles, 29 de septiembre de 2021

«Los arcángeles»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy la Iglesia celebra la fiesta de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El Evangelio de hoy nos remite al pasaje en el que Nuestro señor Jesucristo le dice a Natanael —Bartolomé—: «Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre». En este pasaje Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos, la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los arcángeles, de una manera especial, nos ayudan en la lucha contra las seducciones del diablo, nos llevan las buenas nuevas de la salvación y nos toman de la mano para no que no tomemos el camino equivocado en la vida, cooperando así al plan de salvación de Dios. Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, «arcángeles», es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones.

El arcángel Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). EL arcángel Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12) anunciándonos, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. El arcángel Rafael acompaña a Tobías, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente a su padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda y que celebraremos el próximo 2 de octubre. Vemos entonces que por eso el pasaje del Evangelio dice que los ángeles «suben y bajan», porque dan gloria a la Trinidad Santísima, y nos sirven también a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les convenimos y cuánta gratitud le debemos también al Padre que los envía para nuestro bien.

Les invito, para terminar nuestra reflexión, hacer conmigo una oración a los arcángeles en este día especial: «San Miguel Arcángel, tú eres el Príncipe de las milicias celestiales, el vencedor del dragón infernal, has recibido de Dios la fuerza y el poder para aniquilar por medio de la humildad el orgullo de los poderes de las tinieblas. Te imploramos, suscita en nosotros la auténtica humildad del corazón, la fidelidad inquebrantable, para cumplir siempre la voluntad de Dios, la fortaleza en el sufrimiento y las necesidades, ayúdanos a subsistir delante del tribunal de Dios. San Gabriel Arcángel, tú eres el ángel de la Encarnación, el mensajero fiel de Dios, abre nuestros oídos para captar los más pequeños signos y llamamientos del corazón amante de nuestro Señor; Permanece siempre delante de nuestros ojos, te imploramos, para que comprendamos correctamente la Palabra de Dios y la sigamos y obedezcamos y para cumplir aquello que Dios quiere de nosotros. Haznos vigilantes en la espera del Señor para que no nos encuentre dormidos cuando llegue. San Rafael Arcángel, tú eres el mensajero del amor de Dios. Te imploramos, hiere nuestro corazón con un amor ardiente por Dios y no dejes que ésta herida se cierre jamás para que permanezcamos sobre el camino del amor en la vida diaria y venzamos todos los obstáculos por la fuerza de este amor. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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