El Papa dice que «ante la condición de necesidad de un hermano o una hermana, Jesús nos muestra un modelo de comportamiento totalmente opuesto a la hipocresía. Propone detenerse, escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35). La experiencia de la enfermedad —afirma el Papa Francisco— hace que sintamos nuestra propia vulnerabilidad y, al mismo tiempo, la necesidad innata del otro. Nuestra condición de criaturas se vuelve aún más nítida y experimentamos de modo evidente nuestra dependencia de Dios. Efectivamente, cuando estamos enfermos, la incertidumbre, el temor y a veces la consternación, se apoderan de la mente y del corazón; nos encontramos en una situación de impotencia, porque nuestra salud no depende de nuestras capacidades o de que nos “angustiemos” (cf. Mt 6,27)».
El Evangelio de hoy (Mc 7,24-30) nos pone al Señor en esa fraternidad con quien sufre, una mujer sirofenicia que pide la liberación de su hija que estaba poseída y que es puesta a prueba en su fe. Jesús no es tan sólo el mesías esperado por Israel, sino el salvador que todos los hombres. Es aquél que puede liberar a todos de sus malos demonios, que puede traer la sanación universal. Es aquél que en todo hombre puede liberar «lo mejor de sí mismo». También los que nos parecen alejados o marginados pueden tener fe y recibir el don de Dios. Esto nos pone sobre aviso: tenemos que saber acoger a los extraños, a los que no piensan como nosotros, a los que no son de nuestro círculo. En su mensaje para el día de hoy, el Papa Francisco hace referencia a la Virgen María que siempre nos acompaña. El Papa dice: «Que Ella, desde la Gruta de Lourdes y desde los innumerables santuarios que se le han dedicado en todo el mundo, sostenga nuestra fe y nuestra esperanza, y nos ayude a cuidarnos unos a otros con amor fraterno» (Mensaje Jornada Mundial Enfermos 2021). Que ella nos siga acompañando para amar y ayudar a todos. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
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