jueves, 12 de noviembre de 2020

«El Reino de Dios ya está en lo sencillo de cada día»... Un pequeño pensamiento para hoy

Estamos viviendo, definitivamente, tiempos muy difíciles en medio de esta pandemia que nos tomó por sorpresa a todos en la humanidad. Cuando escuchamos o vemos las noticias nos sentimos sobrepasados; nada parece ser alentador y muchos están de capa caída pensando que la actividad de Dios parece haber desaparecido de la faz de la tierra. Sin embargo, los discípulos–misioneros de Jesucristo sabemos que la presencia y el Reino de Dios están siempre activos. Cada vez que alguien actúa por amor, aún en los más pequeños detalles de cada día en medio de este prolongado encierro de muchos, es por el Reino de Dios. Cuando hay justicia, aunque sea pequeña, ahí está el Reino de Dios; donde hay belleza, ahí está el Reino de Dios; donde hay servicio, ahí está el Reino de Dios; donde hay caridad y amor, ahí está el Reino de Dios.

¿Cómo vemos en tiempo de pandemia el mundo a nuestro alrededor? a pesar del dolor y sufrimiento... ¿puedo ver la actuación de Dios? Al mirar nuestro día a día, que en este tiempo es tan diferente a lo que era antes de la Covid-19, hay que hacer una lista de los pequeños gestos de amor, tales como mensajes positivos, una llamada telefónica, un mensaje de WhatsApp, etc. Debemos agradecer por estas cosas y pedirle a Jesús que nos ayude a ver su actividad y nos libre de la ceguera que el pesimismo nos pudiera causar. Hoy el Evangelio (Lc 17,20-25), en este sentido, es alentador. El Reino de Dios, nos deja ver Jesús en este relato, viene sin dejarse sentir de una forma estrepitosa sino en lo pequeño de cada día. En medio de las adversidades que esta calamidad nos ha traído, Dios reina de una manera discreta, modesta, casi «sin dejarse sentir» pero está con nosotros porque él a nadie abandona. El Reino en su plenitud llegará, como dice el señor, cuando menos lo esperemos, por eso no hay que preocuparse, ni creer en profecías y en falsas alarmas sobre el fin del mundo que ahorita circulan por doquier queriendo asustar a los creyentes. En cada epidemia y en cada guerra, en cada terremoto y en cada infortunio muchos han pensado que ya es el fin del mundo y han perdido tiempo. No podemos perderlo nosotros porque es tiempo de amar, y amar en lo concreto a los que tenemos a nuestro lado.

Hoy celebramos a san Josafat Kunsevich. Nació en Vladimir de Volhinia (actual Polonia) hacia el 1581. En el año de 1601 ingresó en el monasterio de la Santísima Trinidad de Vilna y 13 años después fue nombrado abad de este. Católico en tierra de cisma, buscó descubrir a su pueblo la fe de la Iglesia universal y la presencia del Reino que se empieza a manifestar desde esta tierra, aunque alcanzará su realización plena en la parusía del Señor. Cuando fue nombrado, contra su querer, por el Papa Paulo V, arzobispo de Polotsk, se hizo inconmensurable su celo y caridad en una arquidiócesis infestada por el cisma. Su actividad, su fuerza moral y su vida interior suscitaba envidias y celos porque la Rusia blanca, rejuvenecida, se estaba pasando al lado de Roma. En 1623, un tumulto invadió su domicilio y fue asesinado y arrojado su cuerpo al río. El Reino, nos recuerda el Evangelio, está «dentro de ustedes», o bien, «en medio de ustedes»", como también se puede traducir, o «a su alcance» Y es que el Reino, independientemente de lo que vivamos al exterior, es el mismo Jesús. Que, al final de los tiempos, se manifestará en plenitud, pero que ya está en medio de nosotros. Y más, para los que reconocemos su presencia eucarística: «el que me come, permanece en mí y yo en él» (Jn 6,56). Que María Santísima, fiel compañera de nuestras vidas, nos dé ánimo para seguir estableciendo el Reino de Dios desde este mundo. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

1 comentario:

  1. Hola Padre Alfredo buen día me siento identificada en cada palabra de tu meditación me encanto, mil gracias por compartirnos y recordarnos que cada día es un regalo de Dios y con lo que a mi me a tocado vivir aprendi a disfrutar dia a dia sin prisa y valorando cada segundo de la vida.
    te mando un fuerte abrazo y sigue escribiendo con la sabiduría que Dios mismo te da.

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