Así, este llamamiento gratuito espera una respuesta desinteresada. En otras palabras: el trabajo apostólico, los servicios ad intra y ad extra en la Iglesia, que es la vida en acción, no se vende; no nace de la búsqueda de un protagonismo, una distinción especial o de un deseo de recompensa económica, sino de la espontánea voluntad de servicio a los demás. En nuestras parroquias, en nuestros grupos, en nuestras comunidades y movimientos eclesiales, no se trabaja para crear desigualdad, sino para procurar la igualdad entre todos y esto debe ser patente en la comunidad.
Unos han sido llamados a trabajar en la viña del Señor desde hace años, otros apenas han llegado a dar de lo suyo, su tiempo, sus dones, la entrega de su persona. De esta manera, la parábola de los jornaleros que acuden al trabajo a diversas horas del día, y luego reciben igual paga, se convierte para nosotros en un canto a la gratuidad y generosidad de Dios para con todo aquel que quiera ser su discípulo–misionero. Que María santísima, que gratuitamente nos acompaña en el caminar en medio de la viña del Señor, nos aliente a no compararnos unos con otros, a no quejarnos de que unos dan más y otros menos o de que unos son nuevos y no saben nada. Que juntos, los tempraneros y los que apenas han llegado, nos entreguemos con el mismo tesón. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario