¡Qué actuales suenan siempre todas las recomendaciones que nos da Jesús! ¡Cuánto cuesta a muchos aceptar estas palabras! ¿Por qué desoímos tantas veces lo que el Señor nos pide a través de su Palabra? ¿No será para justificarnos en la incoherencia de los demás? Levantemos la mirada del horizonte y miremos en vertical, porque es de Dios y para Dios todo en nuestra vida. No justifiquemos nuestros errores en los errores de los demás, pues nuestro único modelo debe ser Jesús, en Él debemos fijar todas nuestras metas. Ante Él la verdad y la autenticidad permanecen, todo lo demás es desechado.
¿Cuándo vamos a creer del todo estas palabras?, ¿cuándo vamos a interiorizarlas y a asumir la grandeza de este hecho? Porque si Dios es Padre, nos conoce totalmente. Con Jesús descubrimos que Dios es un Padre amoroso y misericordioso que nos ama, así, la vida de cualquiera de sus hijos cobra un sentido. Podemos llegar aún más lejos: si Dios es nuestro Padre, entonces Él tiene que encontrar en cada uno signos de que somos sus hijos, pues los padres y los hijos se parecen. Que María santísima nos libre de todo lo que nos aparta de nuestro Dios. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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