
Estas tres obras de piedad, concretan nuestra vida en tres direcciones que abarcan toda nuestra existencia: en relación con Dios «la oración», en relación con los demás «la caridad» y en relación a nosotros mismos «el ayuno». Los santos y beatos han vivido plenamente esta piedad en el interior de sus corazones y de allí ha brotado el ser y quehacer de sus vidas en el diario devenir. Por ejemplo, hoy celebramos a san Alberto Chmielowski, religioso y célebre pintor polaco, el cual se entregó a los pobres procurando ser bueno con todos y practicando las obras de piedad en relación con los demás, con Dios y condigo mismo., Él fundó las Congregaciones de Hermanos y Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco, siervos de los pobres. Desarrollándose en el campo de la pintura, pronto centró su vida en el seguimiento de Cristo que atiende a los más pobres y necesitados. A los 18 años se matriculó en el Instituto Politécnico de Pulawy. Tomó parte en la insurrección de Polonia en 1863. Cayó prisionero y se le amputó una pierna a causa de una herida. Estudió pintura en París y en Munich. En 1874, maduro ya como artista, regresó a Polonia, y en 1880 entró en la Compañía de Jesús como hermano lego. Después de seis meses tuvo que dejar el noviciado por su mala salud. Superada una profunda crisis espiritual, comenzó una nueva vida. El 25 de agosto de 1887 vistió un sayal gris y tomó el nombre de hermano Alberto, pues se llamaba Adán.
Pasado un año, pronunció los votos religiosos, iniciando la congregación de los Hermanos de la Orden Tercera de San Francisco, denominados Siervos de los Pobres o Albertinos. En 1891 fundó la rama femenina de la misma congregación (Albertinas). Tomaba fuerza del misterio de la Eucaristía y de la Cruz para su acción caritativa. A pesar de su invalidez, viajaba mucho para fundar nuevas comunidades que ayudaran a los más pobres y necesitados. Gracias a su espíritu emprendedor, cuando murió dejó fundadas 21 casas religiosas. Murió, de cáncer de estómago, el día de Navidad de 1916 en Cracovia, en el asilo por él fundado, pobre entre los pobres. Antes de su muerte dijo a los hermanos y hermanas, señalando a la Virgen de Czestochowa: «Esta Virgen es su fundadora, recuérdenlo». Y: «Ante todo, observen la pobreza». Enseñó a todos con el ejemplo de su vida que «es necesario ser buenos como el pan, que está en la mesa, y que cada cual puede tomar para satisfacer el hambre». Considerado el San Francisco polaco del siglo XX, el hermano Alberto fue beatificado en Cracovia el 22 de junio de 1983 por san Juan Pablo II, quien también lo canonizó el 12 de noviembre de 1989 en Roma. Que él y María Santísima intercedan por nosotros para que sepamos vivir las obras de piedad en sus tres dimensiones como nos recuerda el Evangelio de hoy. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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