jueves, 20 de julio de 2023

«Un yugo suave y una carga ligera»... Un pensamiento para hoy


Ya sé que no es tiempo ya de poner un pensamiento para hoy, pues faltan unas cuantas horas para que el día decline, pero, a pesar de estar levantado desde las cinco, no he encontrado un espacio de tiempo para encontrarme frente a frente con la computadora y trasmitir lo que desde anoche empecé a meditar... ¡Así es la vida de los padrecitos! Y eso que alguna gente que poco me conoce me pregunta si no me aburro con todas las horas que me quedan luego de celebrar la misa.

Creo que me cae de perlas el evangelio de hoy (Mt 11,28-30) que habla e la invitación que Jesús hace a que vayamos a él los que estamos cansados y agobiados por la carga porque él nos dará alivio... ¡Y cuán cierto es esto! Quienes pasan por este mundo cerca de mí, de otros sacerdotes o de cualquiera de nuestras hermanas Misioneras Clarisas u otros consagrados, se dan cuenta de que tenemos siempre muchísimas cosas que hacer en nombre de Dios y que a la mayoría de nosotros el tiempo no nos alcanza. Pero hay algo especial en el encuentro con Jesús en la Misa, en la oración personal, en la adoración, en el rosario y demás, que nos restauran las fuerzas, muchas veces, en un santiamén.

Cualquier consagrado, hombre o mujer, puede aseverar que si uno se abandona verdaderamente a Dios, queda realmente reconfortado, colmado de serenidad y de alegría porque su yugo —sus intereses, diría la beata María Inés— es suave y su carga ligera. Nuestra Fe, nuestras vocaciones, nuestras obligaciones religiosas... no son «cargas» en el sentido en que el mundo entiende esto, porque el amor no puede ser más que liberador y radiante cuando se vive con Cristo, por él y en él. Que María santísima nos acompañe siempre a ir a su Hijo, que restaura nuestras fuerzas. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

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