miércoles, 12 de julio de 2023

«Hoy hace 4 años»... Un pequeño pensamiento para hoy

Hace 4 años fue llamado a la contemplación perpetua de Dios mi padre. Yo estaba, como hoy, en esta casa noviciado de mis hermanas Misioneras Clarisas dirigiendo ejercicios espirituales como ahora... ¡el tiempo pasa de prisa siempre! Esta mañana me he puesto a pensar en lo significativo que fue que yo estuviera aquí cuando papá fue llamado por el Creador a dejar esta tierra en la que vamos solamente de paso. Y es que entre las miles y miles de cosas que papá nos enseñó, junto con mi madre a Lalo mi hermano y a mí, fue querer a las hermanas con un amor de familia, entrañable. Recuerdo el convento de Monterrey desde que era pequeño y me vienen ahora a la mente y el corazón los hermosos cantos que entonaron en la Misa de su funeral en mi parroquia de origen, el Espíritu Santo que lucía aquel día desbordada por gente de toda edad y condición. ¡Gracias Dios nuestro, porque así te ha parecido bien!

A la luz de este acontecimiento me topo con el evangelio de hoy (Mt 10,1-7), el llamado de Jesús a los apóstoles, de quienes el evangelista indica el nombre, santo y seña. Todos ocupamos un espacio único e irrepetible en el corazón de Dios. AL igual que a los apóstoles nos ha llamado para estar con él y para enviarnos a predicar (Mc 3,13-14) y eso puedo atestiguarlo con el ejemplo de vida de don Alfredo. A la fecha me sigo encontrando personas que agradecen que él los preparó ya adultos para bautizarse, que los ayudó económicamente a sacar adelante su carrera o a realizar su vocación. Gente que guarda recuerdos sencillos de una caridad exquisita que no hacía ruido pero que hablaba de ese envío a hacer a Cristo presente. 

Todos tenemos seres queridos que se nos van adelantando en la senda hacia el cielo prometido. Todos vivimos de recuerdos maravillosos de personas que han sabido responder al llamado para estar con Cristo y para ser enviados. Cristo, como a los apóstoles al llamarlos, «les dio poder», un poder bien entendido que al pasar por el mundo los llevó a irradiar pequeños y grandes signos del amor de Dios. Que Dios le conceda a mi padre el gozo de contemplar su rostro y que todos nuestros difuntos tengan la misma dicha que pido para él junto a María Santísima, la beata María Inés a quien tanto quiso, y junto a todos los santos y nuestros seres queridos que nos han dejado. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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