lunes, 17 de julio de 2023

«Libres para seguir a Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy


El seguimiento de Cristo, al cual estamos llamados todos los bautizados, implica, por supuesto, abrazar la cruz. Bien dice la beata María Inés Teresa que la cruz «debe acompañar al misionero en toda su vida, debe ser la compañera inseparable, la dulce compañera que, ¡oh paradoja! llenará de alegría, de dicha inexplicable, los instantes todos de su existencia». (La Santísima Trinidad Misionera). Y es que... si quitamos la cruz de la vida de Cristo, ¿qué nos queda?

Pero ciertamente que para abrazar la cruz con alegría, como la beata nos recuerda, es necesario que lo hagamos con libertad, porque el Señor a nadie nos llamará a seguirle a la fuerza. Y para vivir en esa libertad, es necesario despojarse de todo lo que pueda atar o atorar. Hay muchas personas que aceptan renuncias por amor, o por interés —comerciantes, deportistas—, o por una noble generosidad altruista —en ayuda a países necesitados—. Los cristianos, además, lo hemos de hacer por la opción que hemos hecho de seguir a Jesús.

La decisión de seguirle exige una ruptura incluso a veces hasta con los lazos familiares, porque no se puede seguir a Jesús bajo las restricciones que imponen los vínculos de la sangre. El discípulo tiene que ser ante todo una persona libre y responsable. Libre de la mentalidad apegada al lucro y al exclusivo beneficio personal. Libre ante las posesiones, los objetos y las personas. Libre para enfrentar el conflicto que suscita el anuncio del Reino. Libre para comportarse y ser un verdadero hijo de Dios como Jesús y como María, la mujer más libre después de él. Que ella nos aliente a vivir así. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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