domingo, 10 de agosto de 2025

«VIGILAR Y ESCUCHAR»... Un pequeño pensamiento para hoy.


Cada 10 de agosto la Iglesia celebra a San Lorenzo, el valiente diácono que fue martirizado al llevar, ante quien le pedía la entrega del tesoro de la Iglesia para no torturarlo quemándolo en una parrilla, un buen grupo de pobres indigentes considerados por él, por el Papa y por todo la Iglesia como el tesoro más valioso. Cómo esta fiesta en este año cae en domingo, la liturgia dominical, que lleva una secuencia prevalece y esta memoria no se celebra. Sin embargo, yo no puedo pasar por alto a mis dos queridos diáconos permanentes que, en la parroquia, son mi brazo derecho: Juan Quintanilla y mi ahijado Francisco Lemús, que se quedó a velar por la comunidad, mientras Juanito y un servidor acompañamos la peregrinación al Tepeyac. 

Por cierto, vamos en un avión de Volaris, son las 10 de la mañana y los anuncios de la tripulación no se escuchan, solamente un murmullo con seseo y palabras sueltas, como «mesita», que alcancé a escuchar. Dice la eficiente azafata, a quien le pregunté que qué sucede, que no se puede subir el volumen porque algunos pasajeros… ¡van dormidos! Ese es mi México lindo y querido. Si algo se ofrece en tierra, no alcanzáremos a abrir las puertas emergencia, donde voy sentado, porque no escucharemos… ¡Viva Volaris tan respetuosa del sueño!

La situación me lleva  al Evangelio de hoy (LC 1 2,36- 48) en cuya escena Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nos habla de «vigilancia», y una de las cosas necesarias para estar vigilantes es «escuchar», estar atentos. Pero, si no se facilita la escucha, cómo podremos estar prevenidos para vigilar. Escuchar adecuadamente y estar atentos, es necesario para lo que pueda suceder, ya sea personal, social o laboralmente y por supuesto, en el campo de la fe. Los personajes bíblicos que aparecen en la segunda lectura (Hb 11,1-2.8-19) estuvieron atentos, supieron escuchar para poder estar vigilantes. María santísima hizo lo mismo,vigilante recibió la llegada del arcángel Gabriel. Que ella nos ayude a estar atentos. ¡Bendecido domingo!

Padrea Alfredo.

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