Por cierto, vamos en un avión de Volaris, son las 10 de la mañana y los anuncios de la tripulación no se escuchan, solamente un murmullo con seseo y palabras sueltas, como «mesita», que alcancé a escuchar. Dice la eficiente azafata, a quien le pregunté que qué sucede, que no se puede subir el volumen porque algunos pasajeros… ¡van dormidos! Ese es mi México lindo y querido. Si algo se ofrece en tierra, no alcanzáremos a abrir las puertas emergencia, donde voy sentado, porque no escucharemos… ¡Viva Volaris tan respetuosa del sueño!
La situación me lleva al Evangelio de hoy (LC 1 2,36- 48) en cuya escena Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nos habla de «vigilancia», y una de las cosas necesarias para estar vigilantes es «escuchar», estar atentos. Pero, si no se facilita la escucha, cómo podremos estar prevenidos para vigilar. Escuchar adecuadamente y estar atentos, es necesario para lo que pueda suceder, ya sea personal, social o laboralmente y por supuesto, en el campo de la fe. Los personajes bíblicos que aparecen en la segunda lectura (Hb 11,1-2.8-19) estuvieron atentos, supieron escuchar para poder estar vigilantes. María santísima hizo lo mismo,vigilante recibió la llegada del arcángel Gabriel. Que ella nos ayude a estar atentos. ¡Bendecido domingo!
Padrea Alfredo.
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