viernes, 22 de agosto de 2025

«MARÍA REINA»... Un pequeño pensamiento para hoy


La fiesta de María Reina, que hoy celebramos en toda la Iglesia, fue establecida durante el Año Universal de María por el Papa Pío XII en 1954. Este Santo Padre había declarado el dogna de la asunción de María en 1950. En su encíclica, «Ad Caeli Reginam» —«Para la Reina del Cielo—» describe la larga tradición de reconocer a María como reina de Cielos y Tierra. San Juan Damasceno había dicho mucho tiempo antes: «Verdaderamente María se convirtió en Señora de toda la creación, desde que llegó a ser Madre del Creador»; e igualmente puede afirmarse que fue el mismo arcángel Gabriel el primero que anunció con palabras celestiales la dignidad regia de la Virgen.

No falta a quien le resulta «inquietante» el título de Reina de todo lo creado dado a María. Algunos consideran que trae más a la mente una mariología de privilegios que una mariología de servicio, pero hay que dejar en claro que, en el lenguaje eclesiástico, el reinado va siempre de la mano con el servicio. De hecho hay que recordar que todos nosotros, desde el bautismo, hemos sido constituidos profetas, sacerdotes y «reyes». Por eso esta, como las demás fiestas de María, tiene por objetivo ayudarnos y entender mejor cómo las promesas de salvación de Jesús son verdaderas y aplicables a nosotros. En su encíclica, el Papa Pío XII explica que «la fiesta de María Reina fue instituida, para que todos más claramente reconozcan y con mayor cuidado honren el clemente y maternal imperio de la Madre de Dios, pueda muy bien contribuir a que se conserve, se consolide y se haga perenne la paz de los pueblos, amenazada casi cada día por acontecimientos llenos de ansiedad». Es en sintonía con esto que el Papa León XIV nos invitó a hacer hoy una jornada de ayuno y oración por la paz.

Podemos hoy, antes de terminar el día, recordar nuevamente esta invitación y hacer esta oración: «Señora y Madre nuestra, Virgen Santa María, Reina de la Paz. Venimos hasta ti para rogarte por la paz. La Paz que el mundo busca sin encontrar. La Paz que tu Hijo Jesucristo vino a traernos. La Paz cuya única fuente verdadera es Cristo Jesús. Rogamos que intercedas por nosotros para que nos abramos a la paz que viene de Dios. La paz que es fruto de la justicia; que tiene como alma el amor a Dios y al prójimo. Paz que exige que el hombre renuncie a la envidia y a la ambición, al orgullo y al egoísmo. Acudimos a ti para que esa paz que Dios nos ofrece en Jesús, la recibamos, la conservamos y la llevemos al mundo. Ayúdanos para que seamos artífices de la Paz. Que tu maternal auxilio nos haga valientes, pacientes y eficaces para comprometernos a trabajar por la justicia, fundamento de la paz que todos necesitamos. Nuestra Señora de la Paz, ruega por nosotros.» ¡Bendecido viernes!

Padre Alfredo.

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