sábado, 28 de mayo de 2022

«Orar con Jesús al Padre»... Un pequeño pensamiento para hoy


En el evangelio de hoy (Jn 16,23-28) ya acercándonos al día en que celebraremos la Ascensión del Señor, Jesús sigue profundizando tanto en su relación con el Padre como en las consecuencias que esta unión tiene para sus seguidores. Esta vez el mensaje gira en torno a la oración. A pedir en su nombre. Ahora que Jesús «vuelve al Padre», que es el que le envió al mundo, les promete a sus discípulos que la oración que dirijan al Padre en nombre suyo será eficaz. El Padre y Cristo están íntimamente unidos. Los seguidores de Jesús, al estar unidos a él, también lo están con el Padre. El Padre mismo les ama, porque han aceptado a Cristo. Y por eso su oración no puede no ser escuchada.

A pesar de la autonomía que van a tener quienes ya estén comprometidos con el proyecto del Reino, todo discípulo–misionero va a necesitar recurrir a la oración personal y comunitaria, sin que este hecho se tenga que constituir en una manifestación candorosa o exclusivamente piadosa. La oración servirá para encontrar iluminación del Padre en medio de las persecuciones, saber cómo superar la soledad, sobreponerse a las tentaciones, organizar la fundación de nuevas iniciativas en favor del Reino, etc.

Jesús, en estas líneas, deja aclarado a quienes se adhieran a su propuesta de salvación que es al Padre directamente a quien deben pedir la ayuda requerida y lo harán en su nombre. El pedido debe ir siempre en dirección a que el compromiso adquirido con la entrega de la vida por la causa del Reino sea cada vez permanente. Luego, quien así lo quiera va a empezar a experimentar cómo su vida se inserta cada vez más en el proyecto de Jesús que también del Padre y del Espíritu, sintiendo cómo en los actos de su vida va día a día transparentando la Divinidad. ¿Cómo es nuestra oración? Que María santísima nos ayude a orar como Jesús quiere. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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