«Señor Jesús, queremos seguirte como los primeros apóstoles a quienes llamaste “para que estuvieran contigo”. Tú eres el camino hacia el Padre, por eso no podremos extraviarnos si te seguimos. Tú eres luz, guía segura, señal de pista hacia la meta; sólo tú das sentido a nuestro vivir. Tú eres la verdad de Dios, eres nuestra raíz y nuestro cimiento, la roca firme, la piedra angular, el monte que no tiembla, el “Amén”, el Sí total, continuo y gozoso a la voluntad del Padre. Tú eres la vida de Dios, por eso nos animas y nos salvas de todas las muertes que amenazan con destruirnos. Tú nos acompañarás cuando atravesemos la frontera. También entonces —entonces sobre todo— serás nuestro alimento, nuestro viático para el camino, continuarás llamándonos y nosotros te seguiremos: emprenderemos contigo nuestro último viaje. Tú, Señor, nos conduces, nos iluminas y nos salvas. Nosotros creemos en ti y no somos menos privilegiados que tus primeros discípulos: aunque te has ocultado a nuestra vista has puesto ojos en nuestro corazón y has reservado para nosotros una bienaventuranza: “Dichosos aquellos que sin ver creerán en mí”.»
No olvidemos nunca que Jesús es nuestro Camino hacia el Dios de la Verdad y de la Vida. Él nos quiere como testigos de esa Verdad y de esa Vida. ¿Sabemos hacia dónde vamos? ¿Sabemos hacia dónde nos conduce el camino que vamos siguiendo? ¿Jesús es ese Camino que nos conduce al Padre? La respuesta a estas preguntas es vital, y no con los labios. Son nuestras obras, nuestras actitudes y nuestra vida misma respecto al trato que demos a los demás, respecto a lo que hagamos o dejemos de hacer por ellos, lo que indicará cuál es el camino que seguimos y cuál es el destino final de nuestra existencia. El Señor nos ha preparado un lugar junto a él en la eternidad. Ojalá y no lo perdamos a causa de obras y actitudes contrarias a su evangelio. Roguémosle al Señor, por intercesión de la santísima Virgen María, que nos conceda la gracia de saber vivir nuestra fe totalmente comprometidos en el camino de amor que el Señor nos ha señalado, para que así podamos ayudar a todas las gentes a ir tras las huellas del Señor, tras las que debemos ir nosotros en primer lugar. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
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