lunes, 9 de mayo de 2022

«Jesús es la puerta»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy lunes, y mañana martes, la liturgia de la palabra nos va a poner en el evangelio el capítulo 10 de san Juan que habla del Buen Pastor. Este trozo del evangelio tiene diversas perspectivas: el pasaje de hoy no habla tanto del pastor, sino de la puerta (Jn 10,1-10). Un redil es un recinto cercado que recoge y protege a las ovejas, y tiene una puerta, que se supone que está custodiada. Ahora bien, el pastor legítimo es el que «entra por la puerta», mientras que el ladrón no será admitido por el guarda y tendrá que saltar la cerca a escondidas para entrar a donde están las ovejas. Se ve que los oyentes de Jesús no entienden la comparación: por eso él mismo se la explica. «Yo soy la puerta». En la providencia divina, Jesús es el camino, la puerta, la palabra, la bendición que a todos quiere llegar, para salvarnos. Para ello, requiere contar con nosotros y nuestra aceptación de formar parte del redil.

Jesús, a lo largo del evangelio, trata de que se entienda el misterio de su persona con múltiples comparaciones tomadas de la vida: él es el agua, el pan, el camino, el pastor, la luz, la piedra angular... Aquí dice que es la puerta. A través de él «entramos y salimos» legítimamente, sobre todo los pastores. Sólo por él tienen acceso las ovejas a la seguridad del redil. Sólo por él pueden salir a los pastos buenos. Jesús es el único Mediador, por el que la gracia y la palabra de Dios alcanzan a todos, y por el que nuestra respuesta de fe llega al Padre. «Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6). No hay salvación ni perdón ni luz fuera de él. Sólo el que pasa por él, el que cree en él, entra en la vida. Esto vale para los pastores y para los fieles. 

Los fariseos —a ellos va dirigido el discurso— son acusados por Jesús de no haber entrado por la puerta, de no ser pastores verdaderos, sino como los que criticaba el profeta Ezequiel (Ez 34). De los pastores se describen ya en este pasaje las cualidades que deben tener para poder decir que son buenos: entran por la puerta, conocen a sus ovejas, van delante de ellas... Son cualidades que en seguida afirmará que él cumple en plenitud, porque es el Buen Pastor. Para entrar al redil de las ovejas, ser reconocido y seguido por ellas se debe pasar la puerta. Jesús se compara con la puerta misma. Su vida es la norma por la que se debe pasar —la puerta— para ser realmente como él un buen pastor y no convertirse en explotador y tirano de las ovejas. Para nosotros él es la puerta que nos conduce a la plena realización. Miremos hoy a la Virgen María y pidámosle a ella que nos ayude a entrar por la puerta y formar parte del redil del Señor. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo.

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