Les comparto unas cuantas líneas del evangelio de hoy en el que resaltan en mi mente y en mi corazón las palabras de Jesús que dicen: «Ya no los llamo siervos... a ustedes los llamo amigos». Y la verdad así me siento yo, un amigo de Jesús. Un amigo que sabe que para ser amigos de Jesús no es suficiente un amor de sentimientos, o de emociones, porque éstos y aquellas, como dice el Papa Benedicto XVI en su encíclica «Deus Caritas est», van y vienen. Para ser amigos de Jesús hay que amarle con un amor de entrega, de fidelidad. Con un amor hecho obras.
En una de sus cartas san Pablo dice: «Así que ahora podemos alegrarnos por nuestra nueva y maravillosa relación con Dios gracias a que nuestro Señor Jesucristo nos hizo amigos de Dios» (Rom 5,11). Entonces, ¿cómo es tu amistad con Jesús? Pidamos a María que ella nos ayude a que nuestra amistad con él sea sincera, profunda y duradera de aquí a la eternidad. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
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