Si la Última Cena hubiera sido en estos tiempos y los discípulos fueran como muchos católicos en la Iglesia del siglo XXI, las cosas acontecerían así:
Pedro: Perdón Señor es que tuve que atender unos negocios que tenía pendiente.
Juan: Es que me vinieron a ver mis amigos sin avisar y no podía dejarlos plantados.
Santiago: Ayer me dormí tarde viendo una serie y ya no me desperté para llegar a tiempo.
Andrés: Es que hacía mucho frío.
Felipe: Señor, jugó mi equipo favorito y me acosté tarde anoche.
Bartolomé: Es que me queda un poco lejos de mi casa, tengo que viajar demasiado para congregarme.
Tomás: Fíjate, que ya no me siento muy cómodo en esa iglesia, no me toman en cuenta.
Mateo: Me dolía un poco la cabeza y decidí quedarme en casa.
Santiago el Menor: Es que la última vez un hermano no me saludó.
Simón: El próximo Domingo ahí estaré verdad que sí, pero este no puedo.
Judas Tadeo: Irá pura gente que no cumple, por eso mejor no voy.
Judas Iscariote: Me ofrecieron una oportunidad que no podía rechazar.
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