miércoles, 5 de noviembre de 2025

«EN EL AMOR»... Un pequeño pensamiento para hoy

Estoy en la Casa Madre de nuestra Familia Inesiana, este lugar bendito cuna del carisma, del espíritu y espiritualidad que a tantos y tantos nos ha hecho felices y en donde en estos días un grupo de Misioneros de Cristo hacemos nuestros Ejercicios Espirituales en preparación para nuestra VIII Asamblea General Ordinaria. La vida pasa muy de prisa, tanto que mi mente, en este santo recinto, no se resiste a volar al pasado para ir a mi último encuentro con la beata María Inés en 31 de agosto de 1980, casi un año antes de que fuera llevada por el Padre misericordioso a la morada eterna. Al contemplar la primera lectura de la Misa de hoy (Rm 13,8-10) pienso en ella, en esta extraordinaria mujer que vivió siempre sumergida en el amor, en ese amor que viene de lo Alto y se convierte en la plenitud de la Ley.

El amor nunca dejará de ser «plenitud». Él no admite componendas ni rebajas, compromete porque engancha y hace vivir permanentemente así contagiando el mundo que habitamos. Si vamos analizando cada mandamiento de la Ley de Dios, de los mandamientos de la Iglesia, de nuestros Estatutos y directorios en el caso de los sacerdotes y consagrados, descubrimos que siempre es la esencia de todo y es lo que marca nuestra felicidad. San Pablo nos recuerda que cuando actuamos con amor, nunca lastimaremos a nadie. Porque el amor cumple la intención de todos los demás mandatos que se nos han dado para ser felices y hacer felices a los demás.

En el Antiguo Testamento hay un total de 613 leyes en total, la cuales se recogen en las tablas que contienen 10 y se resumen en una: el «Shemá Israel» (Dt 6, 4-9). Si queremos ser felices sólo Dios puede ser nuestro Dios, nada ni nadie más, y a Él sólo hemos de amar para que de allí, de esta suprema ley de amor, parta el amor a los demás. Sin embargo, esto de amar no es una imposición, sino una respuesta al amor de Dios y a su Palabra. Por ello, el «Shemá» empieza diciendo algo fundamental: ¡Escucha! Escucha a Dios, escucha su Palabra, bebe de sus consuelos, deja que te guíe por el buen camino, acepta la corrección, observa en tu vida el amor de Dios. Cuando un alma ama así y rebosa de agradecimiento a Dios por todo, se decide por Él y vive siempre en Él. Les invito a unirse a nosotros espiritualmente de la mano de María en estos días y repetir con Madre Inés: «Quiero transformarme en tu amor, quiero vivir de amor, quiero morir de amor». (Ejercicios Espirituales de 1943). ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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