domingo, 2 de noviembre de 2025

María de Guadalupe, Madre de las Vocaciones a la Vida Consagrada... LOS MISTERIOS GLORIOSOS ESPECIALMENTE PARA SER REZADO POR SACERDOTES


Monitor: La vida consagrada en un presbiterio es la presencia sencilla de quienes, decididos a seguir radicalmente a Cristo, viviendo en comunidad los consejos evangélicos de pobreza, obediencia y castidad, se integran a la comunidad formada por los sacerdotes diocesanos de determinado territorio para compartir su amor por la misión y el compromiso con el pueblo de Dios. Juntos forman un equipo que enriquece la vida de la Iglesia con diferentes carismas y vocaciones.

En su Carta Encíclica Fratelli tutti, el Papa Francisco se dirigió a las personas, comunidades y obras que viven y llevan adelante en medio del mundo una especial consagración con estas palabras que bien nos vienen para iniciar este rezo del Santo Rosario en comunidad sacerdotal:

“He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mira hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos» (No 1). Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos» (No 2).”

Vivimos como sacerdotes para acompañar y servir a un mundo herido, donde las tristezas y las angustias de nuestros feligreses, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son la herida que supura sin descanso, noche y día, más allá o másacá por los vaivenes de la política, la economía y la vida social. Nuestras comunidades parroquiales, colegios, casas de retiro y acogida, son espacios para el Cristo sediento,  maltratado, abusado, extranjero, encarcelado, descartado.

A la luz del Evangelio, muchas de nuestras comunidades son el «Buen samaritano» del Tercer Milenio que no asume una visión ingenua de la vida, sino que con caridad pastoral en cada acción de escucha, de bondad y de cercanía, sacia la sed con el agua viva de la misericordia. 

Recemos este rosario juntos, sacerdotes diocesanos y religiosos, pidiendo a María Santísima que nos alcance de su Hijo Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, lo que la misericordia debe ser, ayudando, desde nuestra trinchera, a sanar algunas heridas, las más que podamos. 

Oraciones iniciales.-

Guía: Por la señal de la Santa Cruz...
Guía: Yo confieso, ante Dios...
Guía: Señor, abre mis labios.
Todos: Y mi boca proclamará tu alabanza.
Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Guía. Hoy rezamos los misterios gloriosos.
 
El Papa Francisco nos dice: “Todos somos conscientes de la transformación multicultural por la que atravesamos (…). De ahí la importancia de que los consagrados estén insertos con Jesús, en la vida, en el corazón de estas grandes transformaciones. (…) Poner a Jesús en medio de su pueblo es tener un corazón contemplativo capaz de discernir cómo Dios va caminando por las calles de nuestras ciudades, de nuestros pueblos, en nuestros barrios. Poner a Jesús en medio de su pueblo, es asumir y querer ayudar a cargar la cruz de nuestros hermanos. Es querer tocar las llagas de Jesús en las llagas del mundo, que está herido y anhela, y pide resucitar. Ponernos con Jesús en medio de su pueblo. No como voluntaristas de la fe, sino como hombres que somos continuamente perdonados, hombres ungidos en el bautismo para compartir esa unción y el consuelo de Dios con los demás”. (Papa Francisco Homilía 2 febrero 2017).

1° Misterio: La Resurrección de Jesucristo.
- Pidamos a la Virgen que los sacerdotes diocesanos y religiosos, con nuestra alegría
y esperanza, demos testimonio de Cristo resucitado.

2° Misterio: La Ascensión del Señor al cielo.
- Oremos para que los jóvenes de hoy busquen el sentido de la vida y la verdadera
felicidad, que es Dios revelado en Jesucristo y para que nosotros, como sacerdotes, les acompañemos en su toma de decisiones.

3° Misterio: La venida del Espíritu Santo.
- Pidamos a la Virgen que cuide de los que se preparan en los seminarios y casas de formación para ser apóstoles de su Hijo como sacerdotes, y reciban con abundancia los dones del Espíritu Santo.
4° Misterio: La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma a los cielos.
- Roguemos a María que nuestros hermanos sacerdotes en dificultades no pierdan la esperanza.
5° Misterio: La Coronación de María como Reina de todo lo creado.
- Pidamos a María para que todos sacerdotes diocesanos y religiosos
colaboremos en la construcción del Reino de Dios, cada cual según su propio carisma.

Oraciones finales.-

Animador: Dios te Salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas, ¡Ea! Pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡Oh Clemente! ¡Oh Piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amen.

Letanías.

Animador: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Animador: Cristo, ten piedad.
Todos: Cristo, ten piedad.
Animador: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Animador: Cristo, óyenos
Todos: Cristo, óyenos
Animador: Cristo, escúchanos
Todos: Cristo, escúchanos
Animador: Padre celestial, que eres Dios
Todos: Ten piedad de nosotros.
(A cada una de las siguientes letanías respondemos: Ruega por nosotros)
Santa María, Madre de Dios,
Madre de Jesucristo,
Esposa de Dios, Espíritu Santo,
Madre del sí a Dios,
Madre de la esperanza,
Madre del Amor,
Madre dócil a la Palabra,
Madre de la luz,
Madre de la Iglesia,
Madre modelo a seguir,
Madre de los sacerdotes,
Madre de los jóvenes,
Madre generosa,
Madre de la bondad,
Virgen de la escucha,
Virgen fiel,
Vasija del amor de Dios,
Arcilla que se deja moldear,
Creyente fiel,
Reina de la fe,
Semilla de esperanza,
Estrella de salvación,
Esclava de Dios,
Roca de la fe,
Modelo de entrega a Dios,
Portadora del Evangelio,
Ideal de Santidad,
Templo del Espíritu Santo,
Reina y Madre de las y los consagrados
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Óyenos Señor.
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Perdónanos Señor.
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Ten piedad y misericordia de nosotros.

- Animador: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos ante nuestras necesidades: antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Virgen gloriosa y bendita! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

- Animador: Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la vida eterna: concédenos a quienes recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen. Poel mismo Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.


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