domingo, 9 de noviembre de 2025

«SAN JUAN DE LETRÁN»... Un pequeño pensamiento para hoy

Este Año Santo, por pura misericordia de Dios, me ha permitido Él estar varias veces en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, la Iglesia Madre de todas las Iglesias establecidas en el mundo entero, sede del Papa como Obispo de Roma, porque es la Catedral. Visitar este majestuoso templo en la Ciudad Eterna produce una mezcla de asombro histórico, espiritualidad y reverencia, ya que como sabemos y he dicho, es la «Madre de todas las iglesias» y un centro de la fe de nuestra religión. Al recorrer sus impresionantes espacios se siente el peso de la historia desde las columnas y el fresco de Giotto hasta el claustro y el baptisterio. La atmósfera, a pesar de que en este año he encontrado siempre una muchedumbre cruzando la puerta santa, es a la vez un ambiente de recogimiento, con el eco de oraciones de súplica, de asombro, de gratitud, y de grandeza, por su imponente arquitectura y su profundo significado religioso. La Basílica fue originalmente dedicada al Santísimo Salvador y posteriormente añadidos los nombres de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.

Les comparto que cada visita ha sido una experiencia bellísima en este Año Jubilar de la Esperanza, porque me ha invitado a ir a nuestros orígenes y raíces cristianas para comprender más el significado de esta celebración de hoy, en este XXXII domingo del tiempo ordinario. Esta Basílica de San Pedro se construyó entre 1506 y 1526, sobre los restos de la Basílica primitiva y de tiempos del emperador romano Constantino. Inicialmente el papa residía aquí. Esta celebración tiene por eso un sentido especial y cuya celebración este año coincide con este domingo. El Papa tuvo en Roma diversas residencias, hasta que, en 1870, con la unificación y creación de Italia como estado, el papa Pío IX pasó a residir definitivamente en el Vaticano.

El Papa León XIV celebró hoy allí la Santa Misa y en su homilía apuntó: «Jesús nos transforma, y nos llama a trabajar en la gran obra de construcción de Dios, modelándonos sabiamente según sus designios de salvación. En los últimos años, la imagen de la “obra en construcción” se ha utilizado con frecuencia para describir nuestro camino eclesial. Es una imagen hermosa que habla de actividad, creatividad, compromiso, pero también de esfuerzo, de problemas por resolver, a veces complejos. Expresa el esfuerzo real y palpable con el que nuestras comunidades crecen cada día, compartiendo carismas y bajo la guía de los pastores. La Iglesia de Roma, en particular, da testimonio de ello en esta fase de la implementación del Sínodo, en la que lo que se ha madurado en años de trabajo exige ser sometido a confrontación y verificación “sobre el terreno”. Esto implica un camino arduo, pero no hay que desanimarse. Conviene, en cambio, seguir trabajando con confianza, para crecer juntos». Así que hay que seguir construyendo. Que la Virgen nos ayude. ¡Bendecido domingo!

Padre Alfredo.

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