La primera peripecia en el camino les pasa cuando tienen que atravesar territorio samaritano y no les reciben bien «—porque los samaritanos no podían ver a los judíos, sobre todo si van a Jerusalén—. La reacción de Santiago y Juan es drástica: «¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?» A la luz de esto podemos dejarnos interrogar sobre nuestra reacción cuando algo nos sale mal, cuando experimentamos el rechazo por parte de alguien: ¿somos tan violentos como los «hijos del trueno», Santiago y Juan, que quieren que baje un rayo del cielo y fulmine a los que no les han querido dar hospedaje? ¿reaccionamos así cuando alguien no nos hace caso o nos lleva la contra?
Jesús no pierde la paz y por eso los reprende. Hay que entender que si aquí no nos escuchan, vamos a otra parte y seguiremos evangelizando, allá donde podamos. Sin impaciencias. Sin ánimo justiciero ni fiscalizador. Sin dejarnos hundir por un fracaso. Evangelizando, no condenando: «porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder, sino a salvar». Con la compañía de María, sigamos adelante. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
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