El lema que el Papa Francisco escogió para este año es: «Corazones ardientes, pies en camino» y está tomado del Evangelio de san Lucas (24,13-35) en el marco de lo que conocemos como el pasaje de los discípulos de Emaús. Cristo resucitado sale al encuentro de estos dos discípulos–misioneros y deja algo especial en ellos. «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24, 32). Es este ardor el que todos los bautizados tenemos que recuperar, del encuentro personal con Cristo ante lo que uno no puede quedar igual. Bien nos dice el Evangelio de este domingo (Mt 22,15-21) «Den, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Como bautizados una de nuestras tareas es no dejar enfriar la Palabra que hemos recibido, cuidarla, acrecentarla, y darle a así a Dios lo que le corresponde sin dejarnos atrapar solamente por las cosas que hay que darle al César, que son todas las cosas de este mundo material.
Los discípulos–misioneros, con el corazón ardiente, tenemos que mantener nuestros pies en camino, porque en las cosas de Dios nos hay, como en la cosas del César, tiempo para teorizar. No nos dejemos llevar por el cansancio, la desilusión, o el abatimiento, como los discípulos de Emaús, dejemos que el Señor que ha salido a nuestro encuentro y que camina a nuestro ritmo, nos enseñe, nos consuele y aliente y que la santísima Virgen nos ayude también caminando con nosotros para que renovando el compromiso misionero que hemos recibido en el bautismo salgamos al encuentro de quienes no conocen a Cristo o lo han hecho a un lado. ¡Bendecido DOMUND para todos y una felicitación especial a todos los miembros de nuestros grupos de Van-Clar que en diversos países renuevan su compromiso!
Padre Alfredo.
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