lunes, 16 de octubre de 2023

«Esos que piden una señal»... Un pequeño pensamiento para hoy


En el pasaje evangélico de hoy (Lc 11,29-32) Jesús pasa a responder a una cuestión que le habían presentado y que está en un párrafo anterior —«Otros, para tentarlo, le exigían una señal que viniera del cielo» (Lc 11,16)—. Al ver que la gente iba tomando partido a su favor (Lc 11,29), se pone a denunciar la perversidad de los que se aprovechan de la gente que se acaba de liberar y que lo quieren comprometerlo a lanzarse ciegamente a una empresa que llevaría al pueblo a un fracaso estrepitoso. Jesús sabía que de falsos mesías había habido ya una colección —como la que sigue habiendo hasta el día de hoy—. Esos falsos mesías son los que incitan el pueblo a tomar las armas en nombre de Dios. En este caso en concreto reclaman una señal espectacular, una intervención contundente de Dios. Jesús les sale con algo imprevisto, porque en lugar de una señal irrebatible y prodigiosa, provocada por un Dios milagrero que interviene en los asuntos humanos, les anticipa que su señal será el fracaso del Hombre, su muerte, en manos de los poderosos y explotadores del hombre.


Con una analogía, «la señal de Jonás», y dos ejemplos, «la reina del Sur» y «los ninivitas», Nuestro Señor responde de manera categórica a los que, en lugar de escuchar el mensaje, se dedican a comprometer la empresa de Dios entre los hombres: «Porque de la misma manera que Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive», invitándolos a la conversión, «así va a serlo también el Hombre para esta generación. La reina del Sur se pondrá en pie en el juicio para carearse con esta generación y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y hay más que Salomón aquí. Los habitantes de Nínive se alzarán en el juicio para carearse con esta generación y harán que la condenen, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás, y hay más que Jonás aquí» (11,30-32). 

«Escuchar» la sabiduría del mensaje de Jesús, superior a la de Jonás, es la invitación que dirige Él mismo a todo hombre de buena voluntad. Hay que ver que los dos ejemplos han sido tomados intencionadamente a partir de personajes ajenos a la promesa hecha a Israel. Se han invertido los términos: los dirigentes religiosos y los responsables políticos de Israel serán condenados por el testimonio de extranjeros, considerados por ellos como depravados e incrédulos. «La vida da muchas vueltas», solemos decir. Y ciertamente al dejar entrar a Cristo a nuestras vidas, las cosas toman un giro nuevo que muchos no supieron ni han sabido entender. Que María, la Madre del Señor, interceda por nosotros para que seamos capaces de entender. ¡Bendecido lunes!

Padre Alfredo. 

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