domingo, 4 de abril de 2021

«En la Pascua 2021»... Un pequeño pensamiento para hoy


Celebramos hoy —después de haber tenido esta pasada noche la Vigilia Pascual— el hecho central de nuestra fe: que Cristo «¡Ha resucitado!» La Resurrección de Jesucristo es el misterio más importante de nuestra fe cristiana. En la Resurrección del Señor está el centro de nuestra fe cristiana y de nuestra salvación. Por eso, la celebración de la fiesta de la Resurrección es la más grande del Año Litúrgico, pues si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe... y también nuestra esperanza... Y esto es así, porque Jesucristo no sólo ha resucitado Él, sino que nos ha prometido que nos resucitará también a nosotros. En efecto, la Sagrada Escritura nos dice que saldremos a una resurrección de vida o a una resurrección de condenación, según hayan sido nuestras obras durante nuestra vida en la tierra (cfr. Jn 6,40 y 5,29). Así pues, la Resurrección de Cristo nos anuncia nuestra salvación; es decir, ser santificados por Él para poder llegar al Cielo. Y además nos anuncia nuestra propia resurrección, pues Cristo nos dice: «el que cree en Mí tendrá vida eterna: y yo lo resucitaré en el último día» (Jn 6,40).

El Evangelio de este día (Jn 20,1-9), nos invita, con María Magdalena, Apostol de los Apóstoles a dejarnos penetrar por la luz de la fe ante el hecho del sepulcro vacío de Jesús. El hecho de la Resurrección desconcertó primeramente a las mujeres y a los mismos Apóstoles, pero después entendieron su sentido: aceptaron un hecho histórico y comprendieron su sentido de salvación a la luz de las Escrituras. El cuerpo de Jesús, muerto en la cruz, ya no estaba allí. Pero no porque hubiera sido robado, sino porque había resucitado. Aquel Cristo a quien habían seguido era el «Viviente»; en él triunfaba la vida; en él se anticipaba el «Día del Señor». Cristo es el vencedor de la muerte: «Victor mortis». Sí, la Pascua nos pide sobre todo un gran «Acto de Fe». Creemos que Cristo vive; creemos que es nuestro Redentor, el Redentor del hombre y de todo hombre que no lo rechaza; creemos que en Cristo tenemos la Vida verdadera. Él es la primicia y la plenitud de una humanidad renovada. Su vida gloriosa es como un inagotable tesoro, que todos estamos llamados a compartir. Sin la resurrección de Cristo no se habrían escrito los Evangelios ni existiría la Iglesia. 

Que Jesús ha resucitado significa que, desde los primeros discípulos hasta nuestros días, hay una serie de personas que tienen la experiencia real de que Jesús está vivo. Se trata de descubrir y afirmar que Jesús está entre nosotros. Que importante es que nosotros, como los primeros discípulos, tengamos la experiencia de que Jesús ha resucitado, que sintamos en nuestra carne que Jesús vive, porque hayamos entrado en contacto con él, y que esto transforme nuestras vidas como transformó las vidas de aquellos sus primeros discípulos. La Resurrección es la verdad más importante, y es también la más decisiva, la más radicalmente decisiva. Es una verdad cargada de infinitas consecuencias para la persona que la acoge. Exige la conversión; exige decir que «sí» a Jesús, con todas las infinitas e imprevisibles consecuencias que ese «sí» implica. Confesar y celebrar la Resurrección exige para todo discípulo–misionero, vivir como Jesús vivió, vivir como Jesús nos enseñó a vivir. «Lo viejo pasó; ahora comienza lo nuevo» (2Co 5,17). Y surge un hombre nuevo, que no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a su Señor y vive para él. Y se convierte en testigo del Resucitado. La resurrección necesitó testigos en su momento; los necesita hoy también y somos nosotros. Pero sólo según vivamos, nuestro testimonio será fiable. Celebremos la Pascua con María la Madre y con ella y toda la Iglesia cantemos: ¡Aleluya! y le decimos a ella: «Regina caeli, laetare. Alleluia». «¡Reina del cielo, alégrate. Aleluya!» porque ha resucitado el Señor y es causa de alegría para la humanidad entera. ¡Bendecido Domingo de Resurrección! ¡Felices Pascuas!

Padre Alfredo.

P.D. Del 4 al 17 de abril no se publicará este pequeño pensamiento porque estaré en Ejercicios Espirituales y reunión de Asamblea General de los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal. ¡Gracias por sus oraciones!

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