domingo, 25 de abril de 2021

«El Buen Pastor»... Un pequeño pensamiento para hoy


La parábola del Buen Pastor que hoy nos presenta el Evangelio para la celebración de la eucaristía dominical (Jn 10,11-18), es una de las más elocuentes de todo el evangelio: en ella encontramos varios personajes: las ovejas, el asalariado, el lobo…, pero, sobre todo, el pastor. Y mientras Jesús habla del «Buen Pastor», ciertamente evoca en su corazón el Salmo 22, muy conocido por Él: «El Señor es mi pastor, nada me falta»… La memoria es aquella de una historia, la del antiguo Israel, en el cual es Dios mismo quien guía a su pueblo, como hace un pastor con su rebaño. Pero la imagen del Buen Pastor que hoy encontramos en este texto, reenvía, además, a una singular relación interpersonal: Él no es un extraño a sus ovejas, como ellas no le son extrañas a él: «Yo soy el Buen Pastor porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí». Hay una relación estrecha entre el pastor y las ovejas. Una relación que va mucho más allá del asalariado. 

Siempre, el cuarto domingo de Pascua, la Iglesia Católica celebra el «Domingo del Buen Pastor». Un domingo en el que nos viene bien recordar que todos participamos del ser Pastor de Cristo. No sólo aquellos a los que llamamos pastores de una forma plena: el Papa y los obispos que llevan el báculo como signo de su oficio, ni sólo los presbíteros y diáconos que colaboran con el obispo en el pastoreo y de quienes hablaré en el párrafo final. Los religiosos y los laicos participan también de ser Cristo, Buen Pastor. Es que todos tenemos en Cristo un modelo que nos dice que nuestra autoridad viene de Dios y consiste en servir a nuestros hermanos. Que no es un privilegio, sino un deber. Y hay que recordar en este día que de alguna manera todos somos pastor pero también oveja... porque somos parte del mismo rebaño, del cuerpo de la Iglesia, de la comunidad que está a la espera de la voz de su único Buen Pastor. El inmenso rebaño de la humanidad está bajo su mirada y espera que reconozcan su voz y para eso el Señor se vale, ahora, de sus discípulos–misioneros que, como digo, de alguna manera pastorean a otros.

No podemos olvidar, que este día se celebra también la jornada mundial de oración por las vocaciones sacerdotales ya que, de alguna manera, los más comprometidos como pastores tienen que ser, de entre todos, los que han sido llamados de manera especial a esta vocación específica del orden sacerdotal. Dios sigue llamando a jóvenes para prolongar el ministerio de Cristo Buen Pastor, sacerdote y testigo de la verdad. En este domingo, en diversas partes del mundo, seminaristas dan pasos significativos acercándose al sacerdocio ministerial: admisión a las sagradas Órdenes, lectores y acólitos y en algunos lugares ordenaciones sacerdotales y diaconales, quizá hasta la consagración de algún obispo. Damos gracias a Dios, porque cada uno de estos llamados es un milagro de Dios, cada uno de ellos es alegría y esperanza para la Iglesia, que seguirá teniendo pastores según el corazón de Cristo. Necesitamos más sacerdotes, y Dios sigue llamando a jóvenes de nuestro tiempo para dar la vida en el sacerdocio ministerial. Oremos por todos ellos, oremos por los que descubren su vocación, oremos especialmente por los que vacilan a la hora de dar una respuesta generosa, oremos por la perseverancia de los que han emprendido este camino. Oremos, con María y san José, en este día, que el sueño de muchas vocaciones sacerdotales se haga realidad. ¡Bendecido Domingo del Buen Pastor!

Padre Alfredo.

P.D. Les invito a leer el mensaje para la 58 Jornada Mundial de las Vocaciones de este año, que, por ser el Año de San José, nos lo presenta como figura a imitar: 

http://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/vocations/documents/papa-francesco_20210319_58-messaggio-giornata-mondiale-vocazioni.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario