lunes, 19 de abril de 2021

«Buscar a Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy


Luego de no haber publicado el «pequeño pensamiento» desde el día 4, como lo había anunciado, regreso ahora después de haber participado en los Ejercicios Espirituales y en la Asamblea General del instituto misionero al que pertenezco desde hace poco más de 40 años: «Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal». La experiencia de encontrarse con los demás hermanos sacerdotes es siempre enriquecedora y más porque juntos hemos escuchado la voz de Dios. La vivencia de días de Ejercicios Espirituales es vital para conservar la vocación y reestrenar el llamado, por su parte, la participación en una Asamblea General es siempre sentirse cerquitita del carisma fundacional de un instituto y colaborar a velar por los intereses del mismo. Así que después de esta vivencia de casi 15 días aquí estoy de nuevo para comentar algo del Evangelio que, para este día, nos ofrece la Liturgia de la Palabra de la Eucaristía. Cabe destacar, antes de iniciar la reflexión, que durante toda esta semana estaremos reflexionando sobre el Capítulo 6 de san Juan: El «Discurso sobre el Pan de Vida». una larga discusión con sus oyentes que Jesús desarrolló al «día siguiente»" de los dos milagros de la multiplicación de los panes y el andar sobre las aguas.

El día de hoy el Evangelio nos ofrece el pasaje de Jn 6,22-29, narración que acontece, como he mencionado, luego de dos importantes milagros. Con sus milagros, Jesús quiere que las personas capten su persona, su misterio, su misión. «Que crean en el que Dios ha enviado». Es admirable, a lo largo del Evangelio, ver cómo Jesús, a pesar de la cortedad de sus oyentes, les va conduciendo con paciencia hacia la verdadera fe: «yo soy la luz», «yo soy la vida», «yo soy el Pastor». En el relato de hoy, a partir del pan que han comido con gusto, les ayudará a creer en su afirmación: «yo soy el pan que da la vida eterna». EL trozo evangélico nos deja ver que la multitud buscaba afanosamente a Jesús. No lo ve donde esperaba verlo: en la barca junto a sus discípulos —su comunidad—. La gente constata, sin embargo, que el número de los que buscan a Jesús ha aumentado: «llegaron otras barcas desde Tiberiades». Este aumento de personal los mueve a iniciar la búsqueda de él y sus discípulos en Cafarnaúm. Lo encuentran al otro lado del mar, es decir, venciendo los obstáculos que impone el éxodo, el cambio de situación. La multitud llama a Jesús «Rabí» o maestro. Veían en él un guía que les aseguraría, sin duda alguna, más pan como en la multiplicación. Por eso Jesús les reprochó la actitud, ya que lo buscaban porque sólo pensaban saciar inmediatamente el hambre material. La gente no entendía el significado de las señales, sólo esperaba un rápido beneficio. La falta de comprensión los llevaba a querer saciar únicamente la urgencia política —un rey— y económica —la comida—. 

En el entramado de la escena, Jesús le exige a la multitud que tome una opción permanente de fe y no sólo una opción de emergencia, ya que la fe en su persona, en lo que él significa, es el único fundamento de la acción. Fíjense, mis queridos lectores, que en medio de la situación tan difícil, tan complicada, tan atípica que vivimos en la pandemia, a menudo me pregunto por las motivaciones que nos impulsan a creer en Jesús en medio de esta situación cuando veo la Iglesia el domingo, como ayer, casi vacía. Creo que las motivaciones para creer en Cristo son varias y van cambiando a lo largo de esta pandemia. Se dispensó de la asistencia a Misa presencial y ahora muchos se quedan solamente en Internet cuando ya pueden y deben —en conciencia moral— regresar al Templo. Ah, pero que no se enferme alguien o se tenga un difunto por el coronavirus porque entonces sí hay una cercanía y una búsqueda de Cristo. ¿No estaremos como comunidad de creyentes como aquellos que solo lo buscaban por la solución a su problema de hambre? Ahora, que vamos volviendo poco a poco —aunque sea muy lentamente a la normalidad— es tempo de revivir la fe y darnos cuenta de que somos destinatarios del amor de Dios que sacia no solamente la necesidad material, sino la inmensa necesidad espiritual que tiene el hombre de hoy. Por mi parte, y los invito a ustedes también, a que bajo la mirada de María, sigamos buscando a Jesús que nos brinda, más que cosas materiales, un amor gratuito e inmenso. ¡Bendecido lunes y un gusto volver a compartir con ustedes!

Padre Alfredo.

1 comentario:

  1. Cuánta razón tiene Padre, siempre que tenemos un problema.que nos afecta enormenente, es cuando buscamos a Cristo, en medio de la tempestad, acudimos a el y cuando ya a pasado todo, volvemos a la indiferencia. Hoy me pegaron sus palabras porque precisamente acudo a mi Dios Padre por un problema que tengo, nunca me soltare de su mano y lo buscare todos los días porque necesito de el todos los días de mi vida. Gracias Padre por compartir estas palabras que se que Dios las manda para mi a través de usted. Gracias Padre y que Dios lo bendiga sienpre. Un fuerte abrazo! Saludos!

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