La pregunta de los jefes de los judíos, en esta ocasión, no era sincera. Sólo el Mesías, o quien viene con autoridad de Dios, podía tomar una actitud así, acompañada como está, además, de signos milagrosos que no pueden ser sino mesiánicos. Pero eso no lo admiten. Es inútil razonar con las personas como estas que se cierran. Jesús no les va a dar el gusto de afirmar una cosa que no van a aceptar y que les daría motivos de acelerar su decisión de eliminarlo. Desde ese momento, por la inconformidad e incredulidad de esta gente, se van a precipitar las cosas, con fuertes controversias que desembocarán en el proceso y la ejecución de Jesús.
Yo creo que este Evangelio, debemos tomarlo como una llamada a que nosotros también asumamos la misma actitud de Jesús, quien fue capaz de sustentar su palabra con la vida, y fue capaz de enfrentarse a los poderes de su tiempo defendiendo su postura. Nosotros no podemos olvidar que somos sus discípulos¬–misioneros y que debemos actuar siempre como Él. Pidamos a María santísima que interceda por nosotros y nos ayude a ser valientes como Jesús. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
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