miércoles, 21 de junio de 2023

«El que ve lo escondido»... Un pequeño pensamiento para hoy


Seguramente que muchos de los fariseos del tiempo de Jesús eran gentes sin duda admirables por sus regularidades y fidelidades... pero, como siempre y en todas partes, ¡había de todo! Hoy Jesús, en el Evangelio (Mt 6,1-6.16-18) no les reprocha «lo que hacen bien», sino su «manera de hacerlo» para dar lecciones a los demás. En este sentido hay siempre fariseos... e incluso hay un fariseo en cada uno de nosotros... ¡que le gusta ponerse en primera fila!... que le gusta ser protagonista en el grupo, en la comunidad, en la parroquia. Aquí también, hay que procurar poner en práctica los consejos de Jesús: hacer gestos de caridad verdadera que nadie nos reconocerá y que uno mismo procurará olvidar... rezar en un lugar retirado, en el que nadie podrá ser testigo del tiempo que pasamos en oración... renunciar a las ventajas, sacrificar algunas cosillas, a las que tenemos derecho, sin que nadie pueda darse cuenta ni adivinarlo... «Y tu Padre que ve lo escondido, te recompensará».

Qué bonita es esta definición tan simple de Dios: «El que ve lo escondido, lo invisible»... Es una noción de Dios muy extendida. Mucha gente sencilla tiene esta idea de Dios. Es un Dios que sabe ver y recompensar todo lo que está escondido, todo lo que ¡los hombres no saben ver! Pero que muchas almas hacen de corazón. ¡Cuánta gente hay que es tan generosa y que no «cacarea» lo que hace por ayudar al necesitado, al familiar más pobre, a la anciana que vive sola, al que está desempleado! ¡Cuántos hay que rezan en o secreto por tanta injusticia que hay en el mundo, por los encarcelados injustamente, por los misioneros más lejanos!.. Sí, Dios ve lo secreto, lo escondido.

¡Qué maravilla! Dios está atento a todo y a todos. No pierde visión de lo que hace el alma más escondida en el último rincón del mundo. ¡Es Padre lleno de bondad y delicadeza! Padre que no olvida nada de todo lo bueno que podemos hacer... sobre todo si nos olvidamos de nosotros mismos y, como María, damos el primer lugar a los demás...«Mira, hijo, no tienen vino». Que Ella, la Madre de Dios, nos ayude a caminar en sencillez y con auténtica generosidad para con Dios y para con todos. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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