Qué bonita es esta definición tan simple de Dios: «El que ve lo escondido, lo invisible»... Es una noción de Dios muy extendida. Mucha gente sencilla tiene esta idea de Dios. Es un Dios que sabe ver y recompensar todo lo que está escondido, todo lo que ¡los hombres no saben ver! Pero que muchas almas hacen de corazón. ¡Cuánta gente hay que es tan generosa y que no «cacarea» lo que hace por ayudar al necesitado, al familiar más pobre, a la anciana que vive sola, al que está desempleado! ¡Cuántos hay que rezan en o secreto por tanta injusticia que hay en el mundo, por los encarcelados injustamente, por los misioneros más lejanos!.. Sí, Dios ve lo secreto, lo escondido.
¡Qué maravilla! Dios está atento a todo y a todos. No pierde visión de lo que hace el alma más escondida en el último rincón del mundo. ¡Es Padre lleno de bondad y delicadeza! Padre que no olvida nada de todo lo bueno que podemos hacer... sobre todo si nos olvidamos de nosotros mismos y, como María, damos el primer lugar a los demás...«Mira, hijo, no tienen vino». Que Ella, la Madre de Dios, nos ayude a caminar en sencillez y con auténtica generosidad para con Dios y para con todos. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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