Hoy, por lo tanto, compartiré una brevísima reflexión luego de ver el Evangelio de hoy (Mt 5,17-19) en el que Jesús dice que no ha venido a abolir el Antiguo Testamento, sino a perfeccionarlo, a llevarlo a su plenitud. Y es que debe quedarnos muy claro que el Antiguo Testamento no está derogado. Está perfeccionado por Jesús y su evangelio. Los mandamientos de Moisés siguen siendo válidos.
Seguimos leyendo con interés el Antiguo Testamento como palabra eficaz de Dios e historia de salvación, como diálogo vivo entre la fidelidad de Dios y la manifiesta infidelidad de su pueblo. Basta recordar cómo seguimos rezando los salmos en la Liturgia de las Horas. María Santísima vivió a la luz del Antiguo Testamento, pidámosle a ella que nos ayude a aplicar a nuestras vidas lo que Jesús quiere. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
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