Con la ayuda del Espíritu Santo podemos desterrar todo indicio de oscuridad en nuestras vidas y a nuestro alrededor. Buscando ser luz es tiempo de perdonar y reconciliarnos con Dios y con los hermanos, y vivir una vida nueva. Esta es la Buena Noticia que, en los primeros tiempos de la Iglesia San Pablo proclamó en sus cartas, tal como quedó registrado en su epístola a los Romanos (5,1-11). Vivir la Navidad es ser un espacio de luz para los demás, especialmente para los más cercanos, los que conviven con nosotros en casa, en el trabajo, en el circulo de amigos en el que pasamos estos días previos a la Navidad.
Así, buscando ser luz, construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí, porque la luz hace ver las cosas claras, la situación como es, como se presenta, sin los tapujos que crea la oscuridad. Los seres humanos estamos ante una constante disyuntiva: podemos irnos al lado de la luz que viene de lo alto o dejarnos atrapar por la oscuridad del consumismo, del materialismo, del culto a la mentira reinante en nuestra sociedad. Pidamos a María santísima, en este tiempo de espera de la llegada de nuestro Salvador que ella, Nuestra Señora de la Luz, nos tenga cercanos a su corazón expectante. ¡Bendecido sábado de inicio de las posadas!
Padre Alfredo.
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