La oración colecta nos invita a dar testimonio de nuestra fe no solamente con nuestros labios, sino con la conducta diaria. Los ejemplos de una vida de fe manifestada en las cosas pequeñas de cada día, están entrelazados en toda la Escritura, especialmente si nos fijamos en las figuras que rodean la infancia de Jesús en el Evangelio. De hecho el mismo Cristo habló extensamente sobre la forma en que debemos comportarnos con los demás, con los amigos y con los enemigos. No obstante, más que eso, la vida que Él vivió, marcada por su amor y compasión en hechos ordinarios, proporciona el mejor ejemplo de cómo debe ser el comportamiento cristiano.
Estos niños inocentes, fueron llamados por Dios dando la vida por la causa de Cristo, nos invitan, con su testimonio, a ser una total pertenencia de Cristo. Ante los sucesos inexplicables que jalonan nuestra existencia, como ese acontecimiento que vivieron los padres y madres de aquellos pequeños, el entendimiento humano puede rebelarse y optar por un ateísmo práctico, pero con eso lo único que logra es bloquear la razón y llenarla de oscuridad y como consecuencia sembrar la desolación. En la vida diaria hay que dar testimonio de nuestra fe aún en esos momentos rodeados de oscuridad. Que María nos aliente para ser valientes. ¡Bendecido jueves sacerdotal y Eucarístico!
Padre Alfredo.
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