El blog del padre Alfredo / Fr. Alfredo's blog
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lunes, 25 de abril de 2022
¿Qué nos dijo el Santo Padre a los Misioneros de la Misericordia este 25 de abril de 2022?
sábado, 23 de abril de 2022
Tres cosas que el Papa Francisco dice de los Misioneros de la Misericordia...
El papa Francisco desarrolla en tres puntos, las esperanzas que pone en los confesores para que puedan ser de verdad Misioneros de la Misericordia:
1 – La maternidad de la Iglesia. Antes de nada deseo recordaros que en este ministerio estáis llamados a expresar la maternidad de la Iglesia. La Iglesia es Madre porque siempre genera nuevos hijos en la fe; la Iglesia es Madre porque nutre la fe; y la Iglesia es Madre también porque ofrece el perdón de Dios, regenerando a una nueva vida, fruto de la conversión. No podemos correr el riesgo de que un penitente no perciba la presencia materna de la Iglesia que lo acoge y lo ama. Si faltara esta percepción, debido a nuestra rigidez, sería un daño grave en primer lugar para la fe misma, porque impediría al penitente considerarse incluido en el Cuerpo de Cristo. Además, limitaría mucho su sentirse parte de una comunidad. En cambio, nosotros estamos llamados a ser expresión viva de la Iglesia que, como Madre, acoge a quien se acerque a ella, sabiendo que a través de ella es incluido en Cristo. Al entrar en el confesonario, recordemos siempre que es Cristo quien acoge, es Cristo quien escucha, es Cristo quien perdona, es Cristo quien da paz. Nosotros somos sus ministros, y siempre necesitamos ser perdonados por Él primero. Por lo tanto, sea cual sea el pecado que se confiese — o que la persona no se atreve a decir pero con que lo dé a entender es suficiente— cada misionero está llamado a recordar la propia existencia de pecador y a ofrecerse humildemente como «canal» de la misericordia de Dios. Y, os confieso fraternalmente que para mí es una fuente de alegría la confesión del 21 de septiembre del 53, que reorientó mi vida. ¿Qué me dijo el sacerdote? No lo recuerdo. Recuerdo una sonrisa, y luego no sé qué pasó. Pero es acoger como padre…
2 – El corazón del penitente Otro aspecto importante es saber ver el deseo de perdón presente en el corazón del penitente. Es un deseo fruto de la gracia y de su acción en la vida de las personas, que permite sentir la nostalgia de Dios, de su amor y de su casa. No nos olvidemos de que es precisamente este deseo el que se encuentra en el inicio de la conversión. El corazón se dirige a Dios reconociendo el mal realizado, pero con la esperanza de obtener el perdón. Y este deseo se refuerza cuando se decide en el corazón cambiar de vida y no querer pecar más. Es el momento en que uno se confía a la misericordia de Dios, y se tiene plena confianza en que nos entienda, nos perdone y nos sostenga. Concedamos gran espacio a este deseo de Dios y de su perdón; hagamos que emerja como una verdadera expresión de la gracia del Espíritu que mueve a la conversión del corazón. Y aquí recomiendo entender no sólo el lenguaje de la palabra, sino también el de los gestos. Si alguien viene a confesarse es porque siente que hay algo que debería quitarse pero que tal vez no logra decirlo, pero tú comprendes.. y está bien, lo dice así, con el gesto de venir. Primera condición. Segunda, estar arrepentido. Si alguien viene a ti es porque querría no caer en estas situaciones, pero no se atreve a decirlo, tiene miedo de decirlo y después no puedo hacerlo. Pero si no puede hacerlo, ad impossibilia nemo tenetur. Y el Señor entiende estas cosas, el lenguaje de los gestos. Los brazos abiertos, para entender lo que está en el corazón que no puede ser dicho o dicho así ... un poco es la vergüenza... me entendéis. Vosotros recibís a todos con el lenguaje con el que pueden hablar.
3 – La vergüenza del penitente Quisiera, por último, recordar un elemento del que no se habla mucho, pero que es, por el contrario, determinante: la vergüenza. No es fácil ponerse frente a otro hombre, incluso sabiendo que representa a Dios, y confesar el propio pecado. Se siente vergüenza tanto por lo que se ha cometido, como por tener que confesarlo a otro. La vergüenza es un sentimiento íntimo que incide en la vida personal y que exige por parte del confesor una actitud de respeto y de ánimo. Muchas veces la vergüenza te deja mudo y.... El gesto, el lenguaje del gesto. Desde las primeras páginas, la Biblia habla de la vergüenza. Después del pecado de Adán y Eva, el autor sagrado observa de inmediato: «Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron» (Gen 3, 7). Le primera reacción de esta vergüenza es la de esconderse delante de Dios (cf. Gén 3, 8-10). Hay otro pasaje del Génesis que me llama la atención, y es la historia del arca de Noé. Todo lo conocemos, pero rara vez se recuerda el episodio en el que él se emborrachó. Noé en la Biblia se considera un hombre justo; sin embargo, no está exento de pecado: su estar ebrio nos hace darnos cuenta de lo mucho que él también era débil, hasta el punto de menoscabar su dignidad, que la Escritura 3 expresa con la imagen de la desnudez. Dos de sus hijos, sin embargo, toman el manto y lo cubren para restituirle la dignidad de padre (cf. Gén 9, 18-23). Este pasaje me hace decir lo importante que es nuestro papel en la confesión. Frente a nosotros hay una persona «desnuda», con su debilidad y sus límites, con la vergüenza de ser un pecador, y muchas veces sin lograr decirlo. No lo olvidemos: frente a nosotros no hay pecado, sino el pecador arrepentido, el pecador que quisiera no ser así, pero no puede. Una persona que siente el deseo de ser acogida y perdonada. Un pecador que promete que ya no quiere alejarse de la casa del Padre y que, con las pocas fuerzas que le quedan, quiere hacer de todo para vivir como hijo de Dios. Por lo tanto, no estamos llamados a juzgar, con un sentimiento de superioridad, como si nosotros fuésemos inmunes al pecado; al contrario, estamos llamados a actuar como Sem y Jafet, los hijos de Noé, que tomaron una manta para salvaguardar al propio padre de la vergüenza. Ser confesor, según el corazón de Cristo, equivale a cubrir al pecador con la manta de la misericordia, para que ya no se avergüence y para que pueda recobrar la alegría de su dignidad filial y pueda saber dónde se encuentra. No es, pues, con el mazo del juicio que lograremos llevar a la oveja perdida al redil sino con la santidad de vida que es principio de renovación y de reforma en la Iglesia. La santidad se nutre de amor y sabe llevar sobre sí el peso de los más débiles. Un misionero de la misericordia lleva siempre sobre sus hombros al pecador, y lo consuela con la fuerza de la compasión. Y el pecador que va allí, la persona que va allí, encuentra a un padre. Vosotros habéis escuchado, yo también he oído, a mucha gente que dice: «No, yo no voy más, porque fui una vez y el cura me vareó, me regañó mucho, o fui y me hizo preguntas un poco oscuras, de curiosidad». Por favor, esto no es el buen pastor, este es el juez que cree que tal vez no ha pecado, o es el pobre enfermo que fisgonea con preguntas. A mí me gusta decirle a los confesores: si no se la acoge con el corazón de padre, no vayas al confesonario, mejor haz otra cosa. Porque se puede hacer mucho daño, mucho mal, a un alma si no se cumple con el corazón de un padre, con el corazón de la Madre Iglesia. Hace unos meses hablando con un sabio cardenal de la curia romana sobre las preguntas que algunos sacerdotes hacen en la confesión, él me dijo: «Cuando una persona comienza y veo que quiere tirar algo fuera, y me doy cuenta, le digo: ¡Comprendo!, ¡Esté tranquilo! ". Y hacia adelante. Esto es un padre”.
Artículo tomado de Semilla Cristiana.com
viernes, 22 de abril de 2022
III Encuentro Mundial de los Misioneros de la Misericordia en Roma...
Este evento, organizado por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, estaba previsto inicialmente para la primavera del año 2020, pero debido a las medidas para contener la pandemia del Covid-19 no fue posible realizarlo. Ahora, este Dicasterio Vaticano encargado de gestionar y animar las actividades de los que somos Misioneros de la Misericordia, puso en marcha esta iniciativa en cuanto le fue posible.
Los Misioneros de la Misericordia somos sacerdotes que prestamos un servicio importante a la Iglesia, especialmente como ministros del Sacramento de la Reconciliación en casos especiales e incluso en los lugares donde la presencia de católicos es más limitada, pues algunos de nosotros recorren muchos kilómetros para llegar a las distintas comunidades. De hecho, los participantes procedemos de una gran variedad de países, como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Venezuela, Líbano, Filipinas, India y Vietnam. También hay una presencia importante de África: Nigeria, Mali, Malawi, Kenia, Costa de Marfil, Ghana, Guinea y Camerún. En particular, hay algunos sacerdotes de Ucrania, para los que se obtuvo un visado especial para salir del país. Estos sacerdotes proceden de las regiones del oeste de Ucrania: la provincia de Chmel'nyc'kyj, la provincia de Chernivci, la región de Ternopil y Hnizdychiv en la provincia de Lviv. Un gran número de participantes vienen de Estados Unidos y de diversos países de Europa.
El Papa Francisco ha dicho que «ser misionero de la misericordia es una responsabilidad que nos confía porque se nos pide ser en primera persona testimonio de la cercanía de Dios y de su modo de amar». Los Misioneros de la Misericordia tenemos como misión perdonar algunos pecados reservados a la Sede Apostólica. Esto es que además de poder perdonar el pecado del aborto, los Misioneros de la Misericordia podemos absolver los pecados de profanación de las especies —hostias y vino consagrado— de la Eucaristía robándolas o guardándolas para algún propósito sacrílego, el uso de la fuerza física contra el Romano Pontífice, la absolución de un cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento —por ejemplo si un sacerdote tiene relaciones sexuales con una mujer o con otro hombre, luego lo confiesa y lo absuelve de ese pecado— y la violación del secreto de confesión.
Los Misioneros de la Misericordia estamos llamados a ser «artífices de un encuentro cargado de humanidad, predicadores convincentes de la misericordia, anunciadores de la alegría del perdón, confesores accesibles, amables y compasivos». Cada uno los Misioneros de la Misericordia hemos sido nombrados de forma exclusiva por el Papa y cada uno hemos recibido, por separado, «la facultad para perdonar los pecados reservados».
El Encuentro de estos días, después de la bienvenida de Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Dicasterio, incluirá una mañana de «talleres», en los que los Misioneros, según su lengua, podremos encontrarnos y compartir experiencias y prácticas pastorales desarrolladas durante la pandemia. Entre otras actividades, los Misioneros de la Misericordia participaremos en la Concelebración Eucarística del Domingo de la Divina Misericordia, presidida por el Santo Padre, el 24 de abril a las 10:00 horas, en San Pedro, y tendremos una audiencia con el Papa el lunes 25.
Entre los ponentes de las diversas conferencias que se ofrecerán durante los días del Encuentro destacan: el Cardenal Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia y el Padre Damián Guillermo Astigueta, Profesor Titular de la Facultad de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Padre Alfredo.
* LA FOTOGRAFÍA QUE AQUÍ APARECE ES DEL ENCUENTRO DEL AÑO 2018.
jueves, 21 de abril de 2022
ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA POR LOS SACERDOTES...
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen de los hombres a Dios.
Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo, caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y de su entrega, claros espejos de la propia identidad y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pedimos por tu Madre santa María, ella que estuvo presente en tu vida estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amén
sábado, 16 de abril de 2022
«Sábado Santo, hacia la Vigilia Pascual»... Un pequeño pensamiento para hoy
Hoy no hay celebración de la Eucaristía. Es un día en el que conmemoramos la soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan, de María Magdalena y poco a poco de los demás discípulos. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo e invitan a la contemplación.
Por la noche se lleva a cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística: Celebración del fuego nuevo, liturgia de la Palabra y liturgia Bautismal. La celebración de la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, es la más importante de todas las celebraciones cristianas, porque conmemora la Resurrección de Jesucristo. Esperemos estos momentos de gozo y alegría, acompañando hoy serenamente a María, nuestra Señora de la Soledad. ¡Bendecido Sábado Santo preparándonos para el gozo de la Vigilia Pascual!
Padre Alfredo.
P.D. A partir de este domingo 17 de abril, se suspende el envío del pequeño pensamiento hasta el día 5 de mayo. Me encomiendo a sus oraciones porque debo atender a la reunión de los Misioneros de la Misericordia con el Santo Padre, el Papa Francisco en Roma. ¡Felices Pascuas de Resurrección a todos y no se olviden de rezar por mí! Tal vez esporádicamente pueda escribir algo para compartir.
viernes, 15 de abril de 2022
«El Viernes Santo, Cristo reina desde la cruz»... Un pequeño pensamiento para hoy
Jesús clavado en la cruz es transparencia «de quién es Dios», de «cómo es Dios». La fidelidad se encuentra en el corazón de la cruz. El misterio de la cruz no se descubre como quien resuelve un problema. La única clave es el amor gratuito hasta el final. «Uno de los soldados —dice la lectura de la pasión que hoy hacemos (Jn 18,1-19,42)—, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua». Las últimas gotas de vida. Una vida liberada de los estímulos de poder y de estrategias humanas. Hacía un año que, en el desierto, después de la multiplicación de los panes, querían hacerle rey y huyó a la montaña. Pocos días antes, había entrado en la ciudad santa en medio del entusiasmo popular, ciertamente, pero montado en un burrito. En la cruz, liberado de todo falseamiento humano, cobran pleno sentido las palabras que un día dijo en el atrio del templo: «Si alguno tiene sed, que venga a mí, y que beba. Como dice la Escritura, nacerán ríos de agua viva del interior de los que creen en mí».
Creer en el Dios que se ha revelado en el acto de amor realizado por Jesús en la cruz es una invitación clara a ampliar horizontes. No podemos limitarnos a dar nuestra vida sólo en favor de unos pocos familiares o amigos. La invitación es universal: debemos ser capaces de dar la vida por todos. Como él lo hizo. Con María, al pie de la cruz, agradezcamos su entrega y esperemos con ansia su resurrección. ¡Bendecido Viernes Santo!
Padre Alfredo.
jueves, 14 de abril de 2022
«Jueves Santo»... Un pequeño pensamiento para hoy
Estos gestos significan en el fondo lo mismo. Jesús nos ama hasta el extremo, como se vería en el Calvario al día siguiente y se ha querido quedar para siempre a nuestro lado en el don del sacerdocio, que confecciona la Eucaristía para que nos amemos unos a otros. Lo que Jesús, sumo y eterno sacerdote, anticipa en esta Última Cena con sus más cercanos colaboradores, lo realizaría dolorosamente al día siguiente en la cruz, llevando así hasta las últimas consecuencias el incomprensible amor de Dios a los hombres. El Señor, que tantas veces había actuado, simbólicamente, en favor del pueblo elegido, librándolo de Egipto y de la cautividad de Babilonia, actúa ahora y de manera definitiva en su Hijo y por su Hijo. Jesús es la manifestación del amor de Dios a los hombres hasta el colmo de la muerte y más allá de la muerte. En la resurrección puede comprenderse lo que intuimos por la fe: que Dios nos ama incomparablemente, a lo grande, a lo Dios.
Hay que dar gracias al Padre por esta exuberancia de amor que celebramos. Pero al mismo tiempo también hay que sentirnos llamados a seguir el camino de Jesús, su estilo de actuar, lo que él nos enseña en estos días con su absoluta entrega. Porque si no, si como él no hiciéramos el esfuerzo constante de poner nuestra vida al servicio de los demás, no seríamos dignos de su nombre, no seríamos dignos de participar de su cuerpo y su sangre, no seguiríamos el mandato que nos dejó en el momento más decisivo de su vida: el mandamiento de amarnos como él nos ha amado. Participemos hoy, acompañados de María, la primera discípula–misionera del Señor, en la Eucaristía, con todo el agradecimiento, con toda la fe. Y esta noche, ante el monumento del sacramento, busquemos unos momentos de silencio para contemplar el misterio del amor infinito que nos muestra el Señor. Para poder vivir de verdad de su vida, para poder recibir de verdad la fuerza del alimento de su cuerpo y su sangre, para poder ser de verdad mensajeros de su amor. Y así, hermanos, nuestra fe será viva para celebrar mañana la muerte del Señor que nos salva, y llegaremos llenos de alegría a las fiestas de Pascua. ¡Bendecido Jueves Santo!
Padre Alfredo.
miércoles, 13 de abril de 2022
«La traición de Judas»... Un pequeño pensamiento para hoy
El relato nos dice además que el día primero de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron. «¿Dónde quieres que preparemos la cena de Pascua?» Él les dijo: «Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: “El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa». Jesús sabía que su hora había llegado y no deja de pensar en lo que se acerca. Jesús ha previsto «esta comida» el lugar preciso lo había ya determinado con un amigo... La «Cena», la primera Misa, no es una comida improvisada al azar. Será una «comida pascual» evocando toda la tradición judía. El pan sin levadura evocaba la salida rápida de Egipto en la que no hubo tiempo de dejar fermentar la pasta. Se trata de una comida festiva que queda manchada por la acción de Judas al entregar a Jesús por unas cuantas monedas de plata.
Ahondar en la traición de Judas nos trae la ventaja de que nos remueve el fondo de traición que todos llevamos dentro y nos enfrenta con lo más sucio de nuestro interior. Toda traición hay que ligarla a un proyecto. En la medida en que alguien deje de estar de acuerdo con el proyecto en el que venía o se creía comprometido, no tiene inconveniente en traicionarlo. Por eso, entrar a ciegas en un proyecto o entrar en el mismo sin entender sus principios o su finalidad, es preparar traiciones en cadena. Un cristianismo sin la claridad que exige el proyecto de Jesús y sin procesos de asimilación del mismo, será una mina de traiciones, desilusiones y amarguras. Aunque justifiquemos la traición, frente a ella nuestra alma quedará siempre herida. Luchemos, tomados de la mano de María, que siempre fue fiel, por no traicionar al Señor nunca. ¡Bendecido Miércoles Santo!
Padre Alfredo.
martes, 12 de abril de 2022
«Los traidores»... Un pequeño pensamiento para hoy
La palabra «traición» es una palabra muy dura. Casi no la usamos en nuestro vocabulario. Hemos buscado insinuaciones como debilidad, error, distancia, etc. Pero ninguna de estas palabras tiene la fuerza del término original. Hablar de traición supone hacer referencia a una relación de amor y fidelidad frustrada. Sólo se traiciona lo que se ama. Hoy Martes Santo, contemplando a Judas y a Pedro junto a Jesús y leyendo toda la perícopa completa, vale la pena hacerse una pregunta: ¿Estaremos nosotros traicionando a Jesús a quien queremos amar? Me encontré por allí un escrito que habla de las distintas formas en que se puede traicionar a Jesús y aquí lo anoto, pues bien que nos puede servir para reflexionar: «Lo traicionamos cuando abusamos de promesas que no vienen refrendadas por nuestra vida. Lo traicionamos cuando, en medio de nuestros intereses, no tenemos tiempo para “perderlo” gratuitamente con él. Lo traicionamos cuando le hacemos decir cosas que son sólo proyección de nuestros deseos o mezquindades. Lo traicionamos cuando volvemos la espalda a los “rostros difíciles” en los que él se nos manifiesta. Lo traicionamos cuando lo convertimos en un objeto más al alcance de nuestros caprichos. Lo traicionamos cuando damos por supuesta su amistad y no lo buscamos cada día. Lo traicionamos cuando repetimos mucho su nombre pero no estamos dispuestos a dejarnos transformar por él». ¡Cuántas otras maneras habrá!
Jesús había dicho a sus apóstoles que ellos «serían sus testigos y la luz del mundo». Ahora tiene que experimentar la conmoción y el desgarro de la cobardía y traición de ellos, sus más íntimos seguidores. El Señor vive la dolorosa experiencia de la traición, la negación y el abandono de los suyos. Les había mirado y elegido con amor desde «el seno materno», y ahora han manifestado el miedo de vivir el compromiso de esa llamada de Jesús. Dejemos que este Martes Santo la mirada de Jesús nos ayude a descubrir nuestras sombras, nuestras traiciones, nuestras negaciones y dejémonos ver también por María, la Madre dolorosa que asume que nosotros, por nuestro amor a nuestro Redentor, no lo traicionaremos, no lo negaremos, no lo abandonaremos. ¡Bendecido Martes Santo!
Padre Alfredo.
lunes, 11 de abril de 2022
«Jesús y el perfume»... Un pequeño pensamiento para hoy
Leyendo el relato de hoy vemos que la casa en donde está Jesús, que es la casa de sus amigos de Betania, se llena de la fragancia del perfume que María derrama sobre él. No se trata de una colonia barata sino de un fino perfume de nardo, auténtico y costoso. Sólo el amor auténtico puede producir este derroche de belleza, porque sólo el amor sabe ir a lo esencial, a ese centro en el que la verdad, la bondad y la belleza se manifiestan unidas. Judas, mientras tanto, anda por los márgenes. Cree que da en el clavo porque exhibe una actitud calculadora y un aparente interés por los pobres. Pero hace el ridículo.
Sólo María de Betania, la que había escogido la mejor parte, sabe lo que toca hacer en este momento, es una experta en ir al centro del misterio. Por eso encuentra el símbolo adecuado en los días previos a la muerte de Jesús. María de alguna manera nos representa a los que queremos a Jesús y lo manifiesta antes de que sea tarde y sólo quede tiempo para las lamentaciones. Ella no es una embalsamadora de muertos sino una perfumadora de vivos. Está perfumando al Jesús que, en su corazón, ya ha resucitado antes de morir. Por eso, la casa se llena de la fragancia de la vida. Hay que preguntarnos: ¿Cómo huele la fe que hoy vivimos? ¿Huele a recinto cerrado, húmedo, miserable? ¿O huele al nardo de la libertad, de la alegría, de la entrega? Perfumar al Jesús que vive hoy es una de las dimensiones más refrescantes de nuestra fe. Vivamos bajo la protección de María, estos días intensamente. ¡Bendecido Lunes Santo!
Padre Alfredo.
domingo, 10 de abril de 2022
«El Domingo de Ramos»... Un pequeño pensamiento para hoy
El Domingo de Ramos comprende dos celebraciones: la procesión de ramos y la Eucaristía. Lo que importa en la primera parte no es el ramo bendito —aunque mucha gente así lo cree—, sino la celebración del triunfo de Jesús. De ser posible, el acto comienza fuera del templo, en algún lugar cercano, para dar lugar al simbolismo de la entrada en Jerusalén, representada por el templo. Si no hay Manera e hacerlo, se hace una entrada solemne desde el fondo del templo. El rito comienza con la bendición de los ramos. Después de la aspersión de los ramos se proclama el evangelio (Lc 19,28-40), es decir, se lee lo que a continuación se va a realizar. Por ser creyentes, por estar convertidos y por haber sido iniciados sacramentalmente a la vida cristiana, pertenecemos de tal modo al Señor que, al celebrar litúrgicamente su entrada en Jerusalén, nos asociamos a su seguimiento como sus discípulos–misioneros.
El relato de la pasión, que este año es según san Lucas (Lc 22,14-23,56), subraya la grandeza moral y humana de Jesús y a través de la actitud de los personajes de la pasión nos exhorta a la relación personal con Cristo. Es necesario que sintonicemos con Jesús que sufre. Y no para quedarnos sólo con impresiones sentimentales que se vivan en el momento, sino que debemos llegar a una compasión más profunda que nos haga percibir el fondo de la pasión de Cristo, la raíz de su sufrimiento y la novedad exaltante que brota de él. Atentos a la lectura, contemplemos y admiremos, acompañando a María, la Virgen Dolorosa, la figura valerosa de Jesús. Él ha sentido como nadie el dolor moral que pesa sobre las cansadas espaldas de la historia humana; él ha descendido por peldaños de injuria y hostilidad al fondo del pozo, al fondo absurdo y ciego del mal que los hombres hacen a los hombres. Él ha bebido el cáliz hasta la última gota... Él ha asumido todo ese mal de los hombres, se lo ha hecho suyo y lo ha convertido en vida y oración ante el Padre. Vivamos intensamente este y los demás días de esta Semana Santa. ¡Bendecido domingo!
Padre Alfredo.
sábado, 9 de abril de 2022
«Lo que le espera a Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy
Los fariseos y los Sumos Sacerdotes estaban muy preocupados porque Jesús atraía cada vez más seguidores. Temían que, de continuar así, todos creyeran en él y se pusiera en peligro toda la nación. Por eso llegaron a la conclusión de que era necesario acabar con Jesús. Era preferible que muriera uno sólo, a que peligrara la nación entera. El evangelio de hoy, con estos planteamientos, nos coloca en el punto central de la vida de Jesús: el significado comunitario de su muerte y la razón de la misma. San Juan llega a la convicción de que la doctrina de Jesús era una amenaza para el sistema social instaurado en Palestina por judíos y romanos. Creer en Jesús significaba dejar de creer en el proyecto social dominante. Y si esto sucedía, el Imperio actuaría con todo su poder. Así que la muerte de Jesús fue planeada por los que detentaban el poder; no fue algo accidental, ni algo que hubiera sido querido directamente por Dios. La muerte de Jesús fue el fruto de la libertad de unos líderes que decidieron acabar con la vida de una persona que ponía en peligro sus planes, porque movía las conciencias dándoles contenido crítico y porque sus actos cuestionaban unas estructuras diseñadas para que unos cuantos vivieran bien, a costa de la miseria de muchos. Ante el peligro que corrían si el pueblo se organizaba entorno a las ideas de Jesús, una vida no tenía valor para ellos.
El final del evangelio de este día nos presenta la pregunta de todos, que es saber si Jesús asistiría o no a la celebración de la Pascua. Claro que acudirá y enfrentará allí las consecuencias de ello, de asistir a la Pascua, de vivir como vivió, de haber dicho lo que dijo, de haber sido lo que fue. Queda pendiente sobre Jesús una condena, una acusación, una traición. Queda Jesús con una vida, con una misión cumplida, una comunidad de hermanos. Quedamos nosotros en esta Cuaresma, con un trabajo, una misión. El compromiso se hará realidad en la vida, el sitio y el trabajo que nos corresponde en la historia, ésa que se repite pero que progresa, esa misma Cuaresma de hace años, que vivimos hoy pero que deja unas tareas diferentes a las de ayer. Esta cuaresma debe dejarnos convertidos, transformados, o al menos con ganas de escuchar la Palabra de Dios y actuar en consecuencia, como Jesús. Aunque sigue el dolor, ya podemos entrever la felicidad de la Pascua. Vayamos bajo la protección de María Santísima, la Madre Dolorosa a acompañar a Jesús en estos días. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
viernes, 8 de abril de 2022
«Los que hemos creído en Jesús»... Un pequeño pensamiento para hoy
Jesús, en el relato que meditamos hoy, no huye de los ataques que sus adversarios le hacen, sino que los afronta. Él está resuelto a convencerlos de que están equivocados. Aun sabiendo que ellos se han escandalizado al oírle declarar que es una sola cosa con el Padre, mantiene su afirmación y les llama la atención sobre las «muchas obras buenas» que el Padre le encomendó y que ha llevado a cabo en presencia de ellos; les pregunta en cuál de todas esas obras encuentran motivo para lapidarlo. Los judíos rechazan que quieran matar a Jesús por sus buenas obras. Si pretenden matarlo es a causa de su blasfemia contra Dios, la cual consiste en su pretensión de hacerse a sí mismo Dios, cuando no es más que un simple hombre. Este es el punto clave para ellos y lo que no pueden entender. Deberían dejarse convencer por las obras de Jesús. Pero sus cabezas están llenas de razones retorcidas y por eso rechazan a Dios en Jesús y acaban matando a Jesús.
Pero nosotros pertenecemos al grupo de los que sí han creído en Jesús. Y le acogemos en su totalidad, con todo su estilo de vida, incluida la cruz. Tal vez en nuestra vida también conocemos lo que es la crisis sufrida por Jeremías, porque no hemos tenido éxito en lo que emprendemos, porque sufrimos por la situación de nuestra familia o de nuestra comunidad de amigos cercanos, tal vez porque en la sociedad en que vivimos nos cuesta luchar contra el desaliento y el mal. Tal vez más de uno de nosotros está viviendo una etapa difícil en su vida y puede exclamar con el salmo de hoy: «Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían». No perdamos la confianza en Dios y digamos con sinceridad: «en el peligro invoqué al Señor... él escuchó mi voz». Caminemos como Jeremías que tuvo confianza en Dios. Caminemos como Jesús, que tuvo esa misma confianza en su Padre. Pidamos, por intercesión de María Santísima que sigamos siendo fieles al Señor. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.
jueves, 7 de abril de 2022
«Artesanos de la vida»... Un pequeño pensamiento para hoy
Jesús, en este evangelio de hoy, vuelve a llevar el discurso al terreno de su unión con el Padre, de lo que ya nos ha estado hablando en estos días, porque es esa la vida que promete. La no-muerte que anuncia es la vida que da el Padre, y que queda indicada en el signo de la resurrección de Lázaro que realizará ya cercana la Pascua. Esa es la vida definitiva y la muerte también definitiva que dará la comunión o no con el Padre. Incluso los gozos de Abraham al ver realizada la promesa en su vida —«terrena»—son anticipos del gozo definitivo; la promesa realizada de Abraham en Isaac es anticipo del día definitivo del cumplimiento de las promesas en el Hijo de Dios que nos trae la salvación.
La vida que nos anuncia, es en realidad vida divina, porque Jesús comparte eso también con el Padre, por eso puede decir «yo soy», como era el nombre divino en el Antiguo Testamento. Los que lo oyen se escandalizan y pretenden matarlo —lo que no lograrán por ahora porque no ha llegado la hora—. Con esto algo queda patente, mientras Jesús procura la vida de los hombres, estos procuran la muerte de Jesús; Jesús es Hijo del Padre de vida, los judíos que no quieren comprender son hijos del maligno que es homicida. Pero esto es también esperanza para quienes pretenden «guardar su palabra» ya que contamos con la garantía de Jesús que seremos artesanos de la vida. Sigamos acompañando a Jesús con María en estos días previos a su pasión, muerte y resurrección. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
miércoles, 6 de abril de 2022
«La verdad los hará libres»... Un pequeño pensamiento para hoy
Jesús les enseña dónde está la libertad. Porque no son libres los judíos meramente por ser herederos de Abraham —por muy orgullosos que estén de ello—, o por apetecer la independencia de Roma. En su interior, si no pueden liberarse del pecado, son esclavos. Si no alcanzan a poseer la verdad, son esclavos. Si no creen en el Enviado de Dios, siguen en la oscuridad y la esclavitud: «quien comete pecado es esclavo». Y al contrario: «si se mantienen en mi palabra conocerán la verdad y la verdad los hará libres». La verdad los hará libres. Ahí está la profundidad de lo que ofrece Jesús a sus seguidores. Ser libres significa ser hijos, no esclavos, en la familia de Dios. El que quiere hacernos libres es él: «si el Hijo los hace libres, serán realmente libres».
A la luz de esto cabe preguntarnos: ¿Somos en verdad libres interiormente? ¿dejamos que Jesús nos comunique su admirable libertad interior? Jesús fue libre para anunciar y para denunciar. Siguió su camino con fidelidad, con alegría, con libertad interior. Cuando estaba en medio del juicio, era mucho más libre Jesús que Pilato. Celebrar la Pascua, que ya se acerca, es dejarse comunicar la libertad por el Señor resucitado. Como para Israel la Pascua fue la liberación de Egipto. Hay otras preguntas que podemos hacernos el día de hoy: ¿Nos sentimos libres, o tenemos que reconocer que hay cadenas que nos atan? ¿Nos hemos parado a pensar alguna vez de qué somos esclavos? Jesús nos ha dicho también a nosotros que «quien comete pecado es esclavo». ¿Nos ciega alguna pasión o nos ata alguna costumbre de la que no nos podemos desprender? Si andamos mal aún estamos a tiempo de cambiar, tenemos estos últimos días de Cuaresma que no podemos desaprovechar. Pidamos la intercesión de María Santísima para llegar libres a la Pascua. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
martes, 5 de abril de 2022
«Contemplar a Cristo en la cruz»... Un pequeño pensamiento para hoy
La muerte de Cristo en la cruz no solamente es una revelación más de la cercanía salvadora de Dios que no ha dejado nunca sola a la humanidad, sino que es el punto culminante de ese acontecimiento revelador y salvador. Porque justamente esa elevación mostrará que Jesús puede decir con toda razón el «yo soy», ya que la cruz es el lugar en que se ha revelado al mundo de manera más plena y aplastante el amor entrañable de Dios. Jesús se sabe siempre y en todo unido al Padre ¡Precisamente en esta hora suprema el Padre está con Jesús y no le deja solo! «Y no me ha dejado solo» dice el texto de hoy.
Miremos a Cristo en la cruz con creciente intensidad y emoción en estos últimos días de la Cuaresma y en el Triduo Pascual. Le miraremos no con curiosidad, sino con fe, sabiendo interpretar el «yo soy» que nos ha repetido tantas veces en su evangelio. A nosotros no nos escandaliza, como a sus contemporáneos, que él afirme su divinidad. Precisamente por eso le seguimos. Fijemos nuestros ojos en ese Jesús que Dios ha enviado a nuestra historia hace más de dos mil años, y que es el que da sentido a nuestra existencia y nos salva de nuestros males. No entendemos cómo podían ser curados de sus males los israelitas que miraban a la serpiente, cosa de la que nos habla la primera lectura de hoy (Núm 21,4-9). Pero sí creemos firmemente que, si miramos con fe al Cristo de la cruz, al Cristo pascual, en él tenemos la curación de todos nuestros males y la fuerza para todas las luchas. Sobre todo nosotros, a quienes él mismo se nos da como alimento en la Eucaristía, el sacramento en el que participamos de su victoria contra el mal. Caminemos unidos a María santísima en estos últimos días de Cuaresma para celebrar después el Triduo Pascual acompañando a Cristo que se entrega por nosotros y resucita para quedarse para siempre con nosotros. ¡Bendecido martes!
Padre Alfredo.
lunes, 4 de abril de 2022
«El relato de la casta Susana»... Un pequeño pensamiento para hoy
Los dos ancianos, de negro corazón, llevan a Susana a juicio, acusándola de adulterio, pero en medio del juicio que se le hace a Susana, Dios suscita al joven Daniel —su nombre significa «el Señor, mi juez»— para impedir que se lleve a cabo la injusta sentencia castigando al par de ancianos mentirosos. Susana es sentenciada injustamente, como lo será Cristo para vivir su pasión y por eso la liturgia nos pone esta lectura ya casi llegando al Triduo Santo, para que pensemos precisamente en lo que va a vivir Cristo hasta dar la vida. El ejemplo de Susana nos ayuda a pensar en Cristo. La valentía de Susana al resistir al mal, esta vez de carácter sexual, como tantas veces en el mundo de hoy, nos permite ver la tentación de las varias idolatrías a las que nos invita este mundo. La fidelidad a los caminos del bien puede costarnos, pero es el único modo de seguir siendo buenos discípulos–misioneros de Jesús, que es fiel a su misión, hasta la muerte
Por su parte, el evangelio (Jn 8,12-20) nos pone a Cristo como luz del mundo. Quién más quién menos, todos andamos en penumbras, si no en oscuridad. Porque nos falta el amor, o porque no somos fieles a la verdad, o porque hay demasiadas trampas en nuestra vida. En esta próxima Pascua Jesús, quien se entrega a la muerte siendo inocente, nos quiere curar de toda ceguera, nos quiere iluminar profundamente. El Cirio que se encenderá en la Vigilia Pascual y los cirios personales con los que participaremos de su luz, quieren ser símbolo de una luz más profunda que Cristo nos comunica a todos. Este Jesús que camina hacia su Pascua —muerte y resurrección— es el mismo que nos invita también a nosotros a seguirle, para que participemos de su victoria contra el mal y el pecado, y nos acojamos a la sentencia de misericordia que él nos ha conseguido con su muerte. Sigamos avanzando de la mano de María, la mujer de corazón puro, hacia la Pascua. ¡Bendecido lunes!
Padre Alfredo.
domingo, 3 de abril de 2022
«La mujer acusada y nosotros»... Un pequeño pensamiento para hoy
Jesús subraya fuertemente la auténtica actitud del cristiano: condenar el pecado —«en adelante no peques más»— y salvar al pecador —«tampoco yo te condeno»—. Estas dos frases que Jesús dice a la mujer acusada nos deben interpelar también a nosotros. El Señor, de ninguna manera es blando ante el pecado, pues éste destruye y esclaviza al hombre, y, por lo mismo, debe ser denunciado y destruido dentro del mismo hombre. Desgraciadamente la palabra «pecado» ya poco dice a la sociedad actual y, en todo caso, viene cargada con recuerdos de un viejo catecismo fundado en el cumplimiento de normas y preceptos, con sanciones y castigos, y la imagen de un Dios justiciero y terrible. ¡Hay mucho que hacer trabajando en la tarea de nuestra conversión y en la conversión de los demás, pues todos somos pecadores!
Como la mujer del evangelio, también nosotros sintámonos comprendidos y amados por Jesús. Sólo aquel que se ha sentido comprendido y amado a fondo se reencuentra a sí mismo y es capaz de comprender y amar. El Dios del cual nos habla Jesús nos mira con amor, nos reanima interiormente, nos renueva a fondo, nos hace más humanos. Examinémonos, pues, nosotros mismos, acompañados de María santísima en esta última semana de Cuaresma y preguntémonos: ¿Nos sentimos comprendidos, amados, valorados por Dios el Padre y por Jesús, el Señor? Dejémonos mirar por Jesús que nos renueva a fondo y nos acoge a su lado. ¡Bendecido domingo!
Padre Alfredo.
sábado, 2 de abril de 2022
«La entereza del Maestro»... Un pequeño pensamiento para hoy
Pero ciertamente para nosotros la figura más importante en estos días de Cuaresma, es la de Jesús, que camina con decisión, aunque con sufrimiento, hacia el sacrificio de la cruz. De nuevo, como en pasajes del evangelio anteriores, es signo de contradicción: unos lo aceptan, otros lo rechazan (Jn 7,40-53). Los guardias quedan maravillados de cómo habla. Los dirigentes del pueblo discuten entre ellos, pero no le quieren reconocer, por motivos débiles, contados aquí no sin cierta ironía por el escritor sagrado: al lado de los grandes signos que hace Jesús, ¿tan importante es de qué pueblo tiene que provenir el Mesías?
Jesús es presentado en este trozo del evangelio como el nuevo Jeremías. También él es perseguido, condenado a muerte por los que se escandalizan de su mensaje. Será también «como cordero manso llevado al matadero». Pero Jesús muestra una entereza y un estilo diferente. Jeremías pedía a Dios que le vengara de sus enemigos. Jesús muere pidiendo a Dios que perdone a sus verdugos. Nosotros hemos tomado partido por Jesús. La Pascua que preparamos y que celebraremos ya pronto nos ayudará a que esta fe no sea meramente rutinaria, sino más consciente. Sigamos en el camino cuaresmal de la mano de María para que todos, niños, jóvenes o mayores, logremos descubrir la persona de Jesús que se entrega por nosotros. ¡Bendecido sábado!
Padre Alfredo.
viernes, 1 de abril de 2022
«Nada puede ahogar la fuerza de Dios»... Un pequeño pensamiento para hoy
Hoy en la primera lectura (Sap 2,112-22), el profeta nos presenta cómo las fuerzas del mal, encarnadas en los impíos, quieren ahogar la fuerza de Dios que se manifiesta en la vida de los justos. Este es el conflicto de siempre, que pasa por el mismo corazón del hombre. Este fragmento se dirige directamente a los judíos fieles de Alejandría que son perseguidos y despreciados por los judíos renegados y por los paganos. La Iglesia ve en este texto un anuncio de la pasión de Cristo, el hombre bueno por excelencia y por eso nos pone este pasaje al irnos acercando a la Semana Santa.
Por su parte, el evangelio (Jn 7,1-2.10.25-30) nos habla de la conspiración que se hace alrededor de Jesús. El evangelista nos narra como se va concretando el complot de los que ignoran o atacan a Jesús que dentro de unos días llegará al desenlace. También en el mundo de hoy hay personas que han optado por ignorar a Cristo, o incluso por perseguir toda idea suya. Sus seguidores corren igual suerte. Una sociedad que va perdiendo valores fundamentales, acusa el impacto del testimonio de los creyentes. Los verdaderos profetas son con frecuencia perseguidos. Pidamos al Señor, por medio de su Madre Santísima, fortaleza para dar testimonio de nuestro amor al Redentor. ¡Bendecido viernes!
Padre Alfredo.