sábado, 25 de octubre de 2025

«Vivir según el Espíritu»... UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY


La primera lectura del día de este sábado, tomada de carta de San Pablo a los Romanos (Rm 8,1-11), empieza afirmando que Cristo libera del poder del pecado, porque el Señor en su pasión y resurrección, nos trae la justificación, un don definitivo de Dios que crea una realidad nueva. Esto significa que ya no estamos determinados por la culpa, sino por la filiación, es decir, somos hijos adoptivos, llamados a vivir como tales, confiando en la gracia que nos justifica por el perdón y nos da oportunidad de volver a empezar. Así San Pablo pasa a distinguir entre dos modos de vida: El «vivir según la carne» —una mentalidad enemiga de Dios— y el «vivir según el Espíritu» —el pensar y obrar movidos por el Espíritu—. El nos hace ver que aquel que está dirigido por la carne no puede agradar a Dios. mientras que quien está en el Espíritu participa de libertad filial y de vida.

El Espíritu infunde vida y nos capacita para cumplir la voluntad divina; en palabras del querido y recordado Papa Benedicto XVI: «La acción del Espíritu orienta nuestra vida hacia los grandes valores del amor, la alegría, la comunión y la esperanza.» La persona debe elegir y cooperar con la gracia. No basta saberlo, hay que dejar que el Espíritu nos habite y nos transforme desde dentro. Nuestra tarea es confiar en la acción del Espíritu, con la oración, los sacramentos que nos alimentan con la vida divina y las obras de misericordia, que muestran cómo el Espíritu nos hace creativos en el amor. No se trata de pensar o querer una perfección inmediata, sino de mantenerse en un camino de conversión diaria: reconocer dónde actúa la carne y pedir al Espíritu el don de cambiar una actitud, una palabra, una decisión. Esta vida en el espíritu que nos da Cristo trae esperanza para quien sufre: en la fragilidad del cuerpo y en la oscuridad del ánimo, el Espíritu sopla como un auxilio seguro. Él es la garantía de la resurrección.

Hoy nuestro estimado hermano el padre Pepe —Joseph, allá en Sierra Leona donde vive— cumple 22 años de haber sido ordenado sacerdote. 22 años de un caminar muy de Dios buscando y creciendo, en el sacerdocio misionero, a la vez que los va estableciendo en los demás, esos valores del amor, la alegría, la comunión y la esperanza de los que habla Benedicto XVI y que San Pablo nos presenta como el vivir según el Espíritu. La vida pasa muy de prisa... ¡qué hace que en su natal Acapulco muchos de nosotros vivíamos intensamente aquellos momentos de gracia! Sacerdocio, amor, alegría, comunión y esperanza, son conceptos intrínsecamente ligados, donde la esperanza es el fundamento y la alegría es la consecuencia de una vocación sacerdotal vivida en plenitud. La esperanza sacerdotal se arraiga en la fe en Dios, el amor al pueblo y la certeza del sacrificio de Cristo; la alegría sacerdotal hace fraternidad, brilla en el servicio y la esperanza de la vida eterna. Que la Virgen cobije siempre al padre Pepe y a cada uno de nosotros para que nos mantenemos gozosos de vivir según el Espíritu. ¡Bendecido sábado y felicidades padre Pepe!

Padre Alfredo.

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