La figura de san Andrés, juntamente con su hermano san Pedro, nos enseña, en este clima de cierre de mes, cómo vale la pena hacer caso a la invitación de Jesús a seguirle: «Síganme y los haré pescadores de hombres» (Mt 4, 18-22). El evangelista aclara que inmediatamente ellos dejaron las redes y le siguieron. Su confianza en el Señor fue mayor que en lo temporal. Yo quiero preguntarme junto con ustedes: ¿podríamos hacer lo mismo nosotros?
Creo que cerrar noviembre podemos pedirle al Padre Misericordioso que nos ayude a comprender que su amor rebasa nuestros criterios y no depende de nuestras cualidades y limitaciones, sino de lo que Él sabe que necesitamos. Él nos llama como llamó a Andrés, a Pedro y a los otros, para estar con él y para predicar en su nombre con nuestro testimonio de vida. ¡Qué mejor que caminar así, de la mano de María hacia la vivencia de la Navidad! Que no nos desaliente nada que nos sepamos nosotros también «pescadores de hombres». ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!
Padre Alfredo.
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