viernes, 14 de abril de 2017

VIERNES SANTO... Una breve reflexión


Hoy recordamos la muerte de Cristo por cada uno de nosotros... ¿Puede haber amor más grande que el de quien da la vida por sus amigos? La cruz y el sacrificio traen la verdadera redención y la verdadera libertad: «En tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46).


Abandonarse en Dios significa disponerse al sacrificio, a la cruz. El Padre Dios quiere que compartamos con Cristo esta prueba; su mirada de amor ilumina cada día nuevos panoramas y perspectivas que no siempre suscitan —hablando humanamente— en nosotros mucho entusiasmo. Dios no abandona, el Espíritu Santo nos acompaña. La beata María Inés Teresa Arias dice: «Si es preciso que pase por todos los desprecios, por todas las incomprensiones, por todos los olvidos, primero  los pasaste Tú, divino enamorado. Enamórame de tu cruz, de tus dolores, de tus desprecios, y mándame lo que quieras, pero que la confianza en Ti crezca también, hasta lo infinito».

El Padre Celestial está a la espera de nuestra entrega, de nuestro sacrificio, que se ofrece libremente y por amor. Cristo dijo: «A mí nadie me quita la vida, yo la doy porque quiero» (Jn 10,18). María, la Madre Dolorosa que estuvo firme al pie de la cruz, es maestra en esta ciencia de la cruz. Ella nos ayudará a valientes y a convertirnos en holocausto en la constante búsqueda de hacer la voluntad del Padre.

Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.

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