CANTO DE ENTRADA:
"QUEREMOS SER, SEÑOR"
Queremos ser, Señor,
servidores de verdad,
testigos de tu amor,
instrumentos de tu paz.
Convéncenos que, por tener
un Padre Dios, somos hermanos.
Su voluntad es que haya paz;
justicia y paz, van de la mano.
Queremos ser, Señor...
Enséñanos a perdonar,
para poder ser perdonados.
Recuérdanos por qué tu amor
quiso morir crucificado.
Queremos ser, Señor...
Ayúdanos a comprender
que la misión del bautizado
es compartir con los demás
su fe en Jesús resucitado.
Queremos ser, Señor...
Guía: La búsqueda de Dios es apasionada, gozosa; florece en los que están enamorados de un Dios que ha tocado su corazón. Está llena de imágenes, de colorido, de frescura, de luz; está llena de vida. Muchos orantes han escuchado así la llamada de Dios a seguirle más de cerca en una vocación especial como es la del sacerdocio. San Agustín y San Juan de la Cruz nos prestan sus palabras:
Lector 1: "Exhalaste tu perfume, y respiré, y suspiro por Ti. Gusté de Ti, y siento hambre y sed. Me tocaste, y me abraso en tu paz".
Lector 2: "¿Adónde te escondiste, Amado y me dejaste con gemido? Salí tras ti corriendo...".
Guía: Si no estamos así de enamorados, como muchos que han sido llamados, digamos al menos, que nos gustaría estarlo para buscar a Dios como "busca la cierva las corrientes de agua".
CANTO PARA MEDITAR:
"COMO BUSCA LA CIERVA"
Como busca la cierva,
la fuente del agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío.
Mi alma tiene sed,
sed del Dios vivo,
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Como busca la cierva...
¿En dónde está tu Dios?
oh! alma mía,
pronto desea llegar
a tu casa Señor.
Como busca la cierva...
Tu luz y Tu verdad,
envían a mi alma,
ellas me guiarán
a tu morada de amor.
Como busca la cierva...
Y llegaré a tu altar,
Dios de mi gozo,
allí te alabaré
Señor mi Dios.
Como busca la cierva...
Momentos de silencio para meditar.
Lector 1: Corazón Eucarístico de Jesús, estamos ante tu presenta para orar unos momentos por nuestros sacerdotes y seminaristas. Recibe esta ofrenda de nuestro tiempo ante Ti y acrecienta tu amor en todos aquellos que han sido llamados a vivir esta vocación que nos hace tenerte día a día en tu Pan Eucarístico y en el sacramento que nos devuelve tu misericordia y tu perdón.
Lector 2: El sacerdotes es un hombre configurado sacramentalmente con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Consagrado por Dios para el servicio de sus hermanos, como continuador de la misión salvadora tuya, Señor. Con potestad recibida de Ti, a través de la Iglesia para evangelizar, santificar y apacentar al pueblo de Dios.
Lector 1: Tú, Señor Jesús, manso y humilde de corazón, actúas a través de ellos, por medio de sus palabras, de sus gestos, de sus acciones... y su sacerdocio está íntima e inseparablemente unido a tu sacerdocio y a la vida y crecimiento de la Iglesia.
Lector 2: El sacerdote es padre, hermano, amigo, compañero de camino... pastor. Su persona pertenece a los demás, es posesión de la Iglesia, que lo ama con amor del todo particular y tiene sobre él relaciones y derechos de los que ningún otro hombre puede ser depositario.
Lector 1: Por el Sacramento del Orden el sacerdote se capacita efectivamente para prestarte, Señor, la voz, las manos, todo su ser; eres Tú Señor Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambias la sustancia del pan y del vino en tu Cuerpo, tu Alma, tu Sangre y tu Divinidad" (cfr. J. Escrivá de Balaguer, Amar a la Iglesia, Palabra, Madrid 1986, p. 69).
Lector 2: Y como afirmó una vez san Juan Pablo II, eres tú Jesús quien, en el sacramento de la penitencia, pronuncias la palabra autorizada y paterna: "Tus pecados te son perdonados" (Mt 9, 2; Lc 5, 20; 7, 48; cfr. Jn 20, 23). Y eres tú quien habla cuando el sacerdote, ejerciendo su ministerio en nombre y en el espíritu de la Iglesia, anuncia tu Palabra. Eres tú quien cuida los enfermos, los niños y los pecadores. Eres Tú quien llega a nosotros en el sacerdote.
Momentos de silencio para meditar.
Guía: Nos ponemos de pié para entonar el Aleluya (en Cuaresma Hnor y Gloria).
R./ Aleluya, aleluya.
De ahora en adelante serás pescador de hombres.
R./ Aleluya, aleluya.
Del Evangelio según san Juan Jn 1, 35-43
Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?» Ellos le respondieron: «Rabbí - que quiere decir, "Maestro" - ¿dónde vives?» Les respondió: «Venid y lo veréis.» Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Este se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» - que quiere decir, Cristo. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra". Al día siguiente, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme.» Palabra del Señor.
Se puede tener una breve Homilía.
Momentos de silencio para meditar.
Guía: Escuchemos ahora algunos fragmentos del los escritos de la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento:
Lector 1: “Roguemos mucho por los sacerdotes. Esta crisis mundial arrastra, como varios de ustedes me dicen, a varios. Y recuerden que, uno de nuestros fines es rogar por el sacerdocio cristiano, católico... La vocación es un don del cielo, preciosísimo, hay que saber aprovecharlo, para rendir después el ciento por uno en favor de las almas que esperan la labor sacerdotal, para salvarse...
Lector 2: El sacerdote es la dignidad más grande que existe sobre la tierra. Y, ¿sabes por qué? Porque el sacerdote hace descender del cielo a Jesús; cuando él, en el momento de la Consagración dice las palabras consabidas, en el mismo instante abandona el cielo y se oculta en las Hostias Consagradas, estando en todas y cada una como está en la gloria... El Sacerdote tiene palabras de vida eterna para consolar a los afligidos, para sostener a los que luchan, para llenar de esperanza a los desesperados, para sostener a los justos, para llevar los niños a Jesús...
Lector 1: Un santo Sacerdote no piensa más que en las almas; no quiere más que almas; solo trabaja por ellas; por salvarlas se impone toda suerte de sacrificios y va en su busca, como el Buen Pastor por la oveja extraviada; y, cuando la divisa, entre zarzas y matorrales, no teme a las espinas, hasta sacarla de ahí; luego la coloca sobre sus hombros y la lleva al redil, lleno de gozo... Llena a tus sacerdotes y misioneros de este amor a María para que así con unción, con íntimo sabor de esta Madre, sepan predicarla y hacerla amar de todos los corazones”. Amén.
CANTO PARA MEDITAR:
"SACERDOTE PARA SIEMPRE"
Porque eres la razón de mi vida
Mi fuerza consuelo y alegría
Porque eres el amor que yo soñé
Y sin Ti estoy perdido y nada soy
Aquí estoy Señor toma mi vida
Sacerdote para siempre quiero ser
Aquí estoy Señor toma mi vida
Sacerdote para siempre quiero ser
Al postrarme en tu presencia estoy temblando
Consiente de mi nada y pequeñez
Y al levantarme con tu Espíritu Divino
Tu siervo consagrado yo seré
Mi vida como santo relicario
Tu presencia a los hombres llevará
Y en mis manos, tus manos los bendecirá
Y en mí, tu corazón los amará
Aquí estoy Señor toma mi vida...
De tu amor estoy sediento oh Señor
En ti todo lo encuentro y soy feliz
Y en mi pecho tu palabra incontenible
Con su fuego al mundo entero abrazaré
Y no importan ya las dudas y el temor
Con tu amor todo lo puedo y venceré
Y no importa lo que venga si a mi lado
Paso a paso contigo contaré
Aquí estoy Señor toma mi vida...
Tú eres digno de ser preferido,
amado y servido sobre todo oh Señor
Aquí estoy Señor toma mi vida
Sacerdote para siempre quiero ser
Aquí estoy Señor toma mi vida...
Guía: La Eucaristía es el centro y la cumbre de la vida de la Iglesia, también lo es del ministerio de los sacerdotes. Por eso, con ánimo agradecido al Corazón Eucarístico de Jesús, oremos por los sacerdotes y por las vocaciones sacerdotales.
Lector 1: Jesús, Sacerdote eterno, guarda tus sacerdotes bajo la protección de tu Sagrado Corazón,
guarda las manos ungidas que tocan cada día tu sagrado cuerpo, guarda sus labios, diariamente teñidos con tu preciosa sangre.
Lector 2: Bendice las tareas apostólicas de todos los sacerdotes y seminaristas con abundante fruto,
y haz que las almas confiadas a al celo y pastoreo de los sacerdotes, sean su alegría acá en la tierra y formen en el cielo su hermosa e inmarcesible corona por la misericordia que sobre ellos han derramado de tu parte.
Lector 1: Jesús, Sacerdote eterno, guarda bajo la protección de tu Sagrado Corazón, a quienes se están preparando para el ministerio sacerdotal: que crezcan en gracia y santidad, e intercede para que haya abundantes y santas vocaciones sacerdotales en nuestra Iglesia que sean testigos de tu misericordia y la den a los demás.
Momentos de silencio para meditar.
Guía: Oremos ahora al Corazón Eucarístico de Jesús, rogándole que nos envíe santos sacerdotes. Después de cada invocación diremos:
Todos: Danos muchos y muy santos sacerdotes.
Para congregar a la comunidad cristiana en torno a Ti...
Para comunicar tu vida en el Bautismo...
Para proclamar tu Palabra Divina...
Para avivar la fe de los cristianos...
Para anunciar con gozo el Reino que Tú nos traes...
Para invitar e impulsar el amor a tu presencia en la Eucaristía...
Para perdona los pecados en tu nombre...
Para realiza tu Sacrificio Eucarístico...
Para ofrecer, uniéndose a tu inmolación, la oblación espiritual de los cristianos...
Para alimentar a los fieles con tu Pan Eucarístico...
Para aconsejar y guiar a los hombres que peregrinan hacia tu Padre Misericordioso.
Para promover la justicia en los individuos y en la sociedad...
Para prolongar la acción del Espíritu impulsando a la Iglesia...
Para luchar por la paz y la unidad...
Para fomentar la fraternidad acompañados de María tu Madre...
Para impulsa hacia la santidad a todo tu pueblo...
Para entregar su amor y su vida por la salvación del mundo entero...
Momentos de silencio para meditar.
Si hay un sacerdote o diácono se continúa con la bendición con el Santísimo Sacramento. De otra manera se hacen las oraciones y se reserva con el canto de salida.
Guía: Con la alegría de haber compartido este rato de oración y adoración ante el Corazón Eucarístico de Jesús, nos disponemos a recibir la bendición con el Santísimo Sacramento.
CANTO ANTES DE LA BENDICIÓN:
"CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES"
Cantemos al Amor de los Amores
Cantemos al Señor,
Dios está aquí
Vengan adoradores,
Adoremos, a Cristo Redentor
Gloria a Cristo Jesús,
Cielos y tierra, bendigan al señor
Honor y gloria a Ti, rey de la gloria
Amor por siempre a Ti Dios del Amor
Unamos nuestra voz a los cantares
del Coro Celestial,
Dios está aquí, al Dios de los Altares
alabemos con gozo angelical.
Gloria a Cristo Jesús...
Los que buscáis solaz en vuestras penas
y alivio en el dolor;
Dios está aquí,
y vierte a manos llenas
los tesoros de divinal dulzor.
Gloria a Cristo Jesús...
Sacerdote o diácono: Oh Dios, que bajo este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu pasión, concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros los frutos de tu redención. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas. Por los siglos de los siglos. Amén.
Ultimas oraciones: (Letanías).
Bendito sea Dios, bendito sea su santo nombre, bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre, bendito sea el santo nombre de Jesús, bendito sea su sacratísimo corazón, bendita sea su preciosísima sangre, bendito sea Jesucristo en el santísimo sacramento del altar, bendito sea el Espíritu Santo consolador, bendita sea la gran madre de Dios María Santísima, bendita sea su santa e inmaculada concepción, bendita sea su gloriosa asunción, bendito sea el nombre de María Virgen y Madre, bendito sea san José su castísimo esposo, bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
CANTO DE SALIDA:
"DIVINO MANJAR"
Son tu Cuerpo y tu Sangre, Señor,
maravilla y prodigio de amor.
Alimento del alma, riqueza sin par,
divino majar (bis).
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO,
CELESTIAL SUSTENTO PARA CAMINAR.
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO,
DON DEL CIELO PARA EL MUNDO ENTERO.
SACRAMENTO, DIVINO MANJAR.
Anunciamos tu muerte, Señor,
proclamamos tu resurrección.
De tu altar recibimos la fuerza,
el valor para la Misión (bis).
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO...
Sacerdotes, ministros de luz,
consagrados por Cristo Jesús.
A sus manos desciendes al oír su voz,
Cordero de Dios (bis).
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO...
En tu seno Jesús se encarnó,
Oh, María, Sagrario de Dios.
Pura, Llena de Gracia, Madre Virginal,
Reina Celestial (bis).
EUCARISTÍA, DIVINO ALIMENTO...
algdr2016
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