Antes de su ascensión, dijo Jesús a sus apóstoles: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las criaturas. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16, 15-16). Así que la Iglesia es misionera por naturaleza. Las misiones constituyen una de las obras más importantes de la Iglesia. Hay aún muchos millones de seres humanos que están esperando la Buena Nueva. Además, hoy día la incredulidad va creciendo y llega hasta los países más alejados y arrebata a los hombres lo poco que saben de Dios. La caridad de Cristo llama a algunos con una especial vocación para impulsarles a hacer todo lo posible para que también los idólatras y los más alejados conozcan la verdad y alcancen la fe. Más de los dos tercios de la humanidad no es aún cristiana. Todos los años vienen al mundo unos 17 millones de niños a los que no se bautiza.
La vocación misionera es una llamada especial que Dios hace a hombres y mujeres a dejar todo lo que tiene para ir a tierras lejanas o a donde se ha dejado de amar a Dios para anunciar su mensaje de amor. En los países de misiones trabajan sacerdotes, hermanos, hermanas,catequistas, maestros, médicos y otros auxiliares casados y solteros llevando el Evangelio. Muchos de los misioneros y misioneras proceden de países cristianos, otros son del propio país. Todos ellos, obedeciendo al llamado que Dios les hace, tratan de ganar hombres y mujeres para Cristo por medio de la predicación y la enseñanza, la oración y el culto divino, la educación de la juventud y el cuidado de los enfermos.
Todos debemos ayudar a que se cumpla el mandato misional del Señor. Misioneros y evangelizados esperan nuestra ayuda. Sobre todo podemos ayudar con nuestras oraciones y sacrificios y pidiéndole a nuestro amigo Jesús que si quiere, nos llame para ser nosotros también misioneros y misioneras, pues sin la gracia del llamado ningún hombre y ninguna mujer pueden ir a Cristo. También podemos y debemos sostener el trabajo de las misiones, contribuyendo con dinero y otros donativos, sacrificios, oraciones y suscribiéndonos y propagando las revistas misioneras, recogiendo y pidiendo para las misiones. El dinero sirve para la construcción de iglesias, escuelas y hospitales, para el sostenimiento de misioneros y para la fundación de nuevos centros de catecismo.
El que quiera ir a misiones debe sentir el llamado y el gozo de poder colaboraren la extensión del reino de Cristo ; pero, además, debe disfrutar de buena salud y reunir las cualidades suficientes. Es una gracia especial de Dios el ser llamado a misiones. Quien siente que Dios le llama para las misiones, debe seguir gozoso esta llamada siempre. La beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento decía, hablando de su vocación como misionera: "“Si todos los cristianos debemos ser misioneros por las oraciones y el sacrificio, de manera especial las almas que hemos escuchado este llamado del Buen Pastor, para apacentar a sus ovejas, para llevarlas a pastos fértiles, escuchando la voz de todo un Dios omnipotente que nos pide a nosotros miserables, el que le ayudemos en tan hermoso afán: «Conquistar almas para el cielo..con nuestra acción misericordiosa».”
Todos los cristianos pueden ayudar a los mensajeros de la te por medio de oraciones, donativos y propaganda para las misiones. El penúltimo domingo de octubre se celebra el día mundial de las misiones (Domund); el domingo último de enero, el día mundial de misiones de los niños (día de la Santa Infancia o Dominf). Los santos patronos de las misiones son San Francisco Javier y Santa Teresita del Niño Jesús, quien es también Doctora de la Iglesia.
*Con el deseo de que estas reflexiones ayuden a los catequistas para que hagan a los niños y a los adolescentes cercana la tarea de descubrir la vocación, les dejo en sus manos este material que cada uno, que cada una, podrá fácilmente ampliar.
Alfredo Delgado, M.C.I.U.
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