jueves, 7 de noviembre de 2024

«¡Nos hemos reestrenado!»... Un pequeño pensamiento para hoy


Hoy hemos tenido el último día completo de nuestra Experiencia Jubilar Sacerdotal. De verdad tengo que volver a decir lo que he expresado varias veces a mis hermanos sacerdotes: ¡Han sido unos días de adelanto de cielo! ¿Imaginan ustedes lo que puede llegar a ser una comunidad en la que 42 hermanos sacerdotes que celebramos 7, 14, 21, 28 y 35 años de ordenación sacerdotal y compartimos el júbilo de estos aniversarios? No podemos más que agradecer al Señor el gran don del sacerdocio que nos ha concedido inmerecidamente y que hoy, al llegar la noche, podemos decir: ¡Nos hemos reestrenado!

La oración colecta de la misa que hemos celebrado al atardecer, junto al rezo de vísperas, nos llevó a dirigirnos a Dios nuestro Padre contemplándolo como Aquel que ha llevado acabo la obra de la redención humana por el misterio pascual de su hijo Jesucristo para pedirle que, siendo benigno, nos conceda, a los que anunciamos llenos de fe, por medio de los signos sacramentales su muerte y su resurrección, experimentar un continuo aumento de la gracia de la salvación. 

Díganme ustedes si estas palabras no nos caen como anillo al dedo para volver el día de mañana nuestras comunidades y seguir salvando almas, muchas almas, infinitas almas, como decía la beata María Inés Teresa. Nuestro corazón desborda de alegría porque, sabiéndonos desprendidos de los bienes materiales, de la dicha del hogar y de sí mismos para hacernos «pan partido» como Cristo en la Eucaristía, nos sabemos más en el corazón de la humanidad. Juntos hemos vuelto a descubrir el gozo que da el haber encontrado el único Bien, lo hemos disfrutado en toda su riqueza interior y lo llevamos ahora a repartir en la palabra y en la acción. Que María, Madre de todos los sacerdotes, nos mantenga en nuestro júbilo. ¡Bendecido jueves sacerdotal y eucarístico!

Padre Alfredo.

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