martes, 8 de diciembre de 2015

«Recemos la coronilla a la Divina Misericordia»...

La Coronilla de la Divina Misericordia, es una oración que dictó Jesús a Santa Faustina en Vilna (Lituania) entre el 13 y 14 de Septiembre de 1935, como súplica para aplacar la ira de Dios por los pecados del mundo.

Jesús dijo a la santa: A través de ella obtendrás todo, si lo que pides esta de acuerdo con mi voluntad(...) Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia, en la hora de la muerte los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia (Diario 731,687).


“ Defenderé como Mi propia Gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca de un agonizante es rezada, se aplaca la ira Divina, y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa pasión de mi hijo” (811).

Es una oración sencilla que se reza con un rosario común de cinco decenas de esta manera:


1. Se comienza con un Padre Nuestro, un Avemaría, y el Credo de los apóstoles.

Credo de los apóstoles:


Creo en Dios Padre, Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. 
Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, 
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, 
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado, 
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos, 
subió a los cielos y está sentado 
a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. 
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, 
la comunión de los santos, el perdón de los pecados, 
la resurrección de la carne y la vida perdurable. 
Amén.

2. En las cuentas grandes correspondientes al Padre Nuestro se dice una vez:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación de nuestros
pecados y los del mundo entero."

3. En las cuentas pequeñas correspondientes al Ave María se repite diez veces:

"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."

4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte,
Santo Inmortal, ten piedad de
nosotros y del mundo entero."

 5. Hay una oración final (es opcional):     


“Oh Sangre y agua que brotaste del Corazón de Jesús 
como una fuente de misericordia para nosotros, 
en Ti confío.”

(Conviene rezarla preferentemente a las 3:00 pm. “La hora de La Misericordia”)

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